La semana negra de Ericsson
La multinacional sueca pierde el 20% de su valor en Bolsa tras anunciar una caída de beneficios
Cuando el pasado martes, temprano en la mañana, Carl-Henric Svanberg, director ejecutivo de la multinacional sueca de las telecomunicaciones Ericsson, anunció que las ganancias del consorcio para el tercer trimestre que acaba de terminar estarían un 40% por debajo de las previsiones, la noticia tuvo el efecto de un tsunami.
Y las olas se llevaron en este caso, un minuto después de la apertura de la Bolsa de Estocolmo, 100.000 millones de coronas (10.900 millones de euros) de los accionistas. El valor de Bolsa de Ericsson se redujo en ese breve lapso de 425.000 millones de coronas a 324.000 millones. De la misma manera se devaluó la confianza de Svanberg, quien un mes antes, delante de un centenar de analistas e inversores en Londres, había dado una visión decididamente optimista del consorcio.
El pequeño ahorrador ha perdido confianza en la compañía, que ha dejado de ser la más valorada en la Bolsa de Estocolmo
Sus explicaciones sobre las causas de este dramático cambio no fueron convincentes. Aludió a la caída del dólar, a la presión sobre los precios en la venta de sistemas, a la poca rentabilidad de la venta de teléfonos móviles... Afirmó que era necesario "afinar el análisis de los diversos escenarios y mercados" e intentó consolar y consolarse recordando que, "pese a todo", había una ganancia de 5.600 millones de coronas en el trimestre y de 30.000 millones en lo que va del año. También lanzó un mensaje alentador a los empleados, al descartar que el traspié pudiera poner en peligro puestos de trabajo.
Todos recordaron entonces que uno de los instrumentos utilizados por Svanberg cuando asumió el cargo para sacar a Ericsson del túnel en que se hallaba hace cuatro años fue reducir el personal en los 150 países donde está implantada, de 120.000 empleados a poco más de 60.000.
Su credibilidad sufrió un nuevo y grave deterioro cuando el diario Svenska Dagbladet, estrechamente vinculado al mundo empresarial, desveló el jueves que los directivos del consorcio conocían dos días antes, el domingo por la noche, las cifras adversas. En su comparecencia del martes por la mañana, Svanberg había afirmado: "Tenemos las cifras hace 24 horas". Esta contradicción sorprendió a los accionistas.
Las mayores críticas se dirigen hacia el responsable de información del consorcio, Henry Sténson, pese a que se supone que éste comunica sólo lo que sus superiores le transmiten. Acosado por los periodistas, Sténson rehusó responder a preguntas y se remitió a un sistema de información que ha funcionado eficientemente durante un largo periodo y que "esta vez lo hizo mal". "Algo que toda la dirección del consorcio debe analizar", agregó, como para dejar en claro que las culpas no deben focalizarse solamente en su persona, sino que deben ser compartidas.
No se descarta que ruede alguna cabeza cuando las responsabilidades de lo ocurrido comiencen a deslindarse. Se comenta que hay discrepancias entre estilos y métodos de trabajo entre los directivos, particularmente entre Svanberg, director ejecutivo, y Michael Treschow, presidente del consorcio, lo que podría conducir a una remodelación de la cúpula. La dirección de Investor, que controla las actividades del denominado Grupo Wallenberg, en el que junto a otras grandes empresas se incluye Ericsson, estaría observando con cierta preocupación desde tiempo atrás esta situación.
Svanberg, al que se describe como arrogante y expeditivo, dice no sentirse cansado ni derrotado. "Merecemos las críticas por no haber descrito más claramente la situación en la que estábamos y no haber visualizado mejor lo que ocurría para dar la alarma. Me siento inspirado y con deseos de revancha". Y no ve ninguna razón para cambiar su evaluación sobre el futuro del sector de las telecomunicaciones. Los días por venir dirán si logra reconquistar la confianza perdida.
Las acciones de la empresa continuaron a la baja hasta el cierre de las operaciones en la tarde del jueves, aunque a un ritmo más civilizado, alrededor de 19 coronas por unidad contra aproximadamente 27 de la semana anterior. Ericsson era hasta ahora la empresa más popular entre los pequeños ahorradores suecos. Aproximadamente, 800.000 poseen acciones, pero estos días han comenzado a perder la confianza y cambiar sus preferencias hacia Hennes y Mauritz, que ha desplazado a Ericsson del primer puesto en la Bolsa de Estocolmo.
Estas turbulencias se producen en un momento en el que diversos escándalos sacuden el mundo financiero sueco, denotando un alarmante deterioro de la ética que, en términos generales, había caracterizado la vida económica del país. Si a ello se agrega la incertidumbre exterior, sobre la economía de EE UU y las previsiones a la baja de otras economías, los problemas actuales de Ericsson podrían tener efectos de más largo alcance.
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