Nadal, ante un acto de fe
El español, enfrentado a un cuadro temible, vuelve a jugar tras más de un mes sin competir
Todo empezó frente a la puerta de un hotel neoyorquino. A un lado esperaba Rafael Nadal. Al otro, el doctor Pier Francesco Parra. Sus reuniones tuvieron lugar entre finales de agosto y principios de septiembre. Fueron encuentros marcados por la barrera lingüística, la lista de espera y una máquina futurista.
Parra habla italiano y, según quienes le conocen bien, un inglés escaso. Acude a los torneos del Grand Slam precedido por la fama ganada como médico de Alberto Tomba, el mítico esquiador italiano. Lleva siempre consigo una máquina milagrosa, tres lásers contra las lesiones tendinosas, una herramienta contra los dolores que ha sido adaptada en tamaño y forma a los minuciosos controles de seguridad de los aeropuertos. Su clientela es glamourosa: los tenistas italianos, Ivan Ljubicic, Novak Djokovic y... Nadal.
Nadal llegó una semana antes a la capital porque en Manacor se entrenaba con una chica "sin nivel"
"Ve la pelota tarde. Le falta toque. Él va a 50 y la pelota a 100", dijo su técnico al llegar a Madrid
El doctor fue el encargado de tratar las doloridas rodillas del número dos del tenis mundial durante el Abierto de Estados Unidos. Desde entonces, semana y media de pesca y reposo absoluto. Dos semanas de dudas. Entrenamientos "sin nivel". Un mes y medio sin competir. Ultrasonidos, electroestimulación, medidas antiinflamatorias, fisioterapia y... el Masters de Madrid, que arranca hoy tras enfrentar al español con los peores rivales posibles.
"Rafa se ha estado entrenando con gente de no mucho nivel en Mallorca", reconoció Toni Nadal, su tío y entrenador, nada más llegar a Madrid. "Se entrenó con una chica durante seis o siete sesiones. Y sólo dos días, al final, con [Carlos] Moyà. Por eso nos hemos venido aquí una semana antes", continuó; "ve la pelota tarde. Le falta toque. Y, si no ve la jugada rápidamente..., él va a 50 y la pelota a 100. Necesita partidos. Madrid es un torneo de máximo nivel, más difícil que un grande, porque ahí te puede tocar un rival flojo en la primera ronda y aquí no. Aquí te puede tocar el 20º del mundo después de estar un mes y medio sin jugar... Espero que con el día a día vaya mejor".
Hasta que llegó a Madrid, Nadal tuvo que recluirse en su casa familiar de Manacor, en Mallorca. "Tenía las dos rodillas muy inflamadas, con una tendinitis aguda", recordó ayer el tenista; "y aquí estamos, en la tercera semana desde que volví a empezar a jugar. Tenísticamente, tengo tres días más para coger el ritmo de la competición. Me está costando, aunque cada día voy un poco a más. Eso me hace mantener la fe".
El español siempre se distinguió por su carácter competitivo. Ahora se enfrenta a un reto de altura: Tomas Berdych -el hombre que le eliminó con estruendo en la pasada edición-, Novak Djokovic, Andy Murray o Marcos Baghdatis -será su rival en la primera ronda si supera a Pavel, procedente de la previa- pueden cruzarse en su camino hacia la final, en la que la organización sueña con que se cruce con Roger Federer, el número uno. Nadal, mientras tanto, dice sentir que mejora "día a día". Que ya no siente dolor. Y su médico, el doctor Cotorro, confirma que está "en condiciones correctas, absolutamente normales".
La normalidad de Nadal, sin embargo, es agobiante. Un no parar de compromisos y actividades. Hoy se entrena y recibe la medalla de oro de la capital de manos del alcalde. El miércoles, probablemente, debute. Y desde entonces soportará el rugido apremiante de la competición. La caldera del Madrid Arena, que ha llegado a reunir 8.500 personas en los días de las rondas previas, espera que gane el título. Los patrocinadores, que promocione el Masters jugando en horario estelar, nocturno y televisivo. Y sus seguidores más incondicionales, que vengue la afrenta de 2006, cuando Berdych celebró su victoria mandando callar a la grada.
Colocado frente al reto, a Nadal no le tiembla el pulso. "Tengo mucha ilusión", dijo ayer en un chat organizado por la página web de este diario (www.elpais.com); "siendo consciente de que no llego al 100% tenísticamente, porque llevo mes y medio sin competir y me falta algo de ritmo y confianza para afrontar partidos".
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