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Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Mabel Pérez-Serrano, historiadora y defensora de los derechos de la mujer

Encarnó el feminismo en los primeros años de la transición

Mabel Pérez Serrano Jáuregui, historiadora y defensora de los derechos de la mujer, encarnó el feminismo de los primeros años de la transición. Enferma desde hace varios meses, falleció ayer en Madrid, a la edad de 72 años. En esta ciudad vino al mundo el 26 de noviembre de 1935, y parte de su vida ha estado destinada a combatir el silencio y la desigualdad que han pesado durante siglos sobre la mujer. Como muchas mujeres de su generación adquirió una mayor conciencia de la discriminatoria legislación franquista a raíz de su separación matrimonial, en 1966. Esta realidad le llevó a luchar por la igualdad primero en los círculos conservadores que le eran inicialmente más próximos y después en ámbitos feministas más audaces o comprometidos.

A finales de los sesenta impulsó, junto con Ana María Pérez Campo, un movimiento de asesoramiento y apoyo legal a la mujer que cristalizaría en la Asociación de Mujeres Separadas (a la que se añadió "y Divorciadas", ya en democracia, al aprobarse el divorcio). A ambas les unió la necesidad de rebelarse contra la nada legal que aguardaba a las separadas durante la dictadura. Madre de cuatro hijas, al hacerse éstas mayores, se involucró más a fondo, y en 1973 redactó con Ana María Pérez del Campo y, durante un tiempo, con Carmen García Castellón, unos dobles estatutos, civiles y canónicos, que presentaron al Ministerio del Interior y al arzobispado de Madrid. Fueron aprobados y desde esta plataforma asociativa de separadas fraguó un germen feminista con acciones cada vez más amplias. Desde encierros en iglesias, a gestos como el boicoteo a la cesta de la compra, pasando por un programa en Radio Nacional, Las Pérez, en el que pedían el divorcio y que se modificasen las leyes que impedían el avance de la mujer. O estudios sobre la discriminación de la mujer en los libros de texto.

En paralelo, Pérez-Serrano y otras mujeres ligadas a círculos cristianos progresistas empezaron a reunirse clandestinamente con mujeres de izquierda, siempre desde el anonimato de no saber su verdadera filiación. El objetivo era claro: el camino hacia la igualdad. En ese sentido fue una figura puente, capaz de crear consensos entre las centristas más avanzadas y representantes de otros feminismos más definidos o radicales.

Con la democracia, Mabel Pérez-Serrano se integró en el minoritario partido de Joaquín Ruiz-Giménez, Izquierda Democrática, y se presentó como cabeza de lista por Granada con la Federación Demócrata Cristiana. A través de UCD, participó en la Administración pública junto con María del Mar Vanaclocha en la entonces recién creada Subdirección de la Condición Femenina, dentro del Ministerio de Cultura. Con Carmela García Moreno y Dolores García Pelayo constituyó uno de los rostros del reformismo feminista que derribó las últimas trabas legales que dificultaban la igualdad. En una conferencia sobre El consenso varón-mujer que impartió en el club Siglo XXI, denunció: "Lo grave no es el machismo, o la exaltación de una supuesta superioridad del sexo de los varones, sino el masculinismo o estrategia histórica de los hombres frente a la peligrosa competencia de la mujer".

Concluida la etapa de UCD, su vertiente pública tuvo una menor visibilidad. Fue una de las promotoras del volumen Españolas en la transición. De excluidas a protagonistas (1973-1982), obra colectiva que recoge la contribución de las mujeres a la democracia, un aspecto que algunos memorialistas, solían olvidar, sostenía.

Mabel Pérez-Serrano.
Mabel Pérez-Serrano.

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