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Crónica:Ajedrez | Mundial
Crónica
Texto informativo con interpretación

Anand, vencedor gracias a sus dos horas diarias de gimnasio

Leontxo García

Las dos horas diarias de gimnasio cuando está en su casa de Collado Mediano (Madrid) han sido la clave para que Viswanathan Anand fuese coronado ayer rey del tablero en México, a punto de cumplir 38 años. Casi todas las estrellas son ahora menores de 30, pero el indio ha culminado un 2007 glorioso: vencedor en Linares, número uno y campeón del mundo.

Aunque es abstemio, Anand aceptó una copa de tequila para brindar mientras cientos de seguidores mexicanos coreaban su nombre y le aclamaban como si fuera una estrella del rock. "Aunque sea mi segundo título mundial, éste vale más porque en 2000 el ajedrez sufría un cisma y había dos campeones. Ahora soy el único. Es un sueño cumplido", explicó antes de llamar a sus padres, residentes en Chennai (la antigua Madrás), y a su padre español, Mauricio Perea, quien ha trasnochado cada día en Collado Mediano para seguir por Internet la Liga a doble vuelta entre ocho, ganada por el indio con un punto de ventaja sobre el ruso Krámnik, campeón en 2006.

Anand posee uno de los mayores talentos naturales que ha dado el ajedrez en más de quince siglos de historia; pero el de Krámnik también es enorme. Y trabaja muy duro en los aspectos técnicos, entre seis y nueve horas diarias, al igual que Krámnik, seis años más joven. Ambos carecen del instinto asesino que distinguía a Bobby Fischer, Anatoli Kárpov y Gari Kaspárov. Lo que les diferencia es el fondo físico: "Sí, hace años me di cuenta de que era imprescindible. Por ejemplo, el viernes, en la penúltima ronda, sufrí muchísimo durante cinco horas para arrancarle un empate a Grischuk , que es catorce años más joven que yo. Estoy convencido de que mis dos horas diarias de gimnasio me ayudaron mucho a resistir ese suplicio", dijo en español.

Su asombrosa rapidez de reflejos, que le permite ver jugadas geniales en décimas de segundo, agobió a sus rivales desde su primera aparición en Linares, en 1991, donde apenas consumía media hora en toda la partida: "Es que, si pienso, juego mal". Anand conserva hoy la humildad de entonces, muy apreciada en India, donde en 2000 fue nombrado deportista del milenio por votación popular y paseado en una carroza de caballos. Una vez le hicieron un test para demostrar que su hemisferio cerebral derecho, el que rige la intuición, es el de un superdotado, y su reacción fue: "Mi potencia mental me importa un bledo". Ayer, en el capítulo de agradecimientos, el primer lugar fue para su esposa, Aruna, "que siempre se ocupa perfectamente de mil detalles", y el segundo para su entrenador, el danés Peter Heine Nielsen. "De mis cuatro victorias en este Mundial, tres se deben en gran parte a su magnífico trabajo". Kárpov y Kaspárov nunca hubieran sido tan generosos con sus ayudantes.

Con 390.000 dólares más en su cuenta, Anand tiene un año para disfrutar de su corona, antes de disputar el reglamentario duelo de revancha con Krámnik en Alemania, con una bolsa de un millón de euros.

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Sobre la firma

Leontxo García
Periodista especializado en ajedrez, en EL PAÍS desde 1985. Ha dado conferencias (y formado a más de 30.000 maestros en ajedrez educativo) en 30 países. Autor de 'Ajedrez y ciencia, pasiones mezcladas'. Consejero de la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE) para ajedrez educativo. Medalla al Mérito Deportivo del Gobierno de España (2011).

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