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Reportaje:

Un futbolista "sin límites"

Los técnicos destacan la mentalidad de Messi, clave para "tomar riesgos y ser protagonista"

Jordi Quixano

No le importa cuántos rivales le salgan al paso. Un movimiento de cintura, un recorte, un cambio de ritmo o una filigrana, y Lionel Messi (Argentina; 1987) alcanza sin apuros el marco contrario. Nada nuevo desde que despuntara en el trofeo Joan Gamper de 2005 -"il diavolo", le definió Fabio Capello, el entonces técnico del Juventus-, o brillara frente al Chelsea en Stamford Bridge hace dos temporadas, cuando desbordó y desquició a Del Horno, que se expulsó por una terrorífica entrada, o embelesara al Camp Nou ante el Real Madrid el año pasado, cuando firmó un sensacional hat-trick. Este curso, sin embargo, Messi ha dado su penúltimo salto y sus participaciones se cuentan por goles. Cinco partidos, cinco dianas: cuatro en la Liga y una en la Champions. La cifra le permite situarse entre los máximos goleadores del campeonato.

"Exige la ayuda del central más próximo y genera huecos preciosos", dice Eusebio
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Pegado a la línea de cal, Messi suele dar un par de pasos hacia atrás para despegarse un metro del defensa lateral y recibir la pelota. "Si le dan ese metro, ya ha ganado la partida", conviene Xavi. Un espacio, a la postre, definitivo. Con el cuero en los pies, Messi, como ha demostrado en los últimos partidos ante el Athletic, el Sevilla, el Lyon o el Zaragoza, es imparable. "Provoca un desequilibrio tremendo al rival porque siempre se va en el uno contra uno", argumenta Eusebio Sacristán, mano derecha del técnico azulgrana Frank Rijkaard; "eso exige la ayuda del central más próximo y, hecha la basculación de la defensa rival, genera unos huecos preciosos". El escurridizo delantero argentino se va de todos o lanza un pase interior al compañero que se desmarca. "Le damos libertad de movimientos siempre que respete el dibujo táctico. Pero ha quedado claro que por la derecha hace mucho daño porque puede recortar hacia adentro y ya tiene la portería de cara. De lo contrario, en la izquierda, su salida natural se quedaría limitada", precisa Eusebio.

Durante la pretemporada, los técnicos del Barcelona se esforzaron en no destacar a ningún delantero sobre otro en sus declaraciones a la prensa. Conscientes de la pelea que existía por los tres puestos de la línea ofensiva, animaron a los por entonces denominados cuatro fantásticos -Ronaldinho, Eto'o, Henry y Messi- por igual. Pero en un momento en que Ronaldinho parece desenchufado, Eto'o permanece lesionado y Henry carece de acierto de cara a portería, Messi, de 20 años, ha sido capaz de asumir la máxima responsabilidad ofensiva en el equipo. "Esa es una de sus principales virtudes. Su mentalidad le define y le hace asumir riesgos o tomar el papel de protagonista principal", señala Eusebio. "Parece mentira pero en cada duelo se saca un regate o algo nuevo que parece imposible", le elogia Gaby Milito. "Marca las diferencias cuando el juego está atascado. Es un delantero que no tiene límites", incide Xavi. Eusebio agrega: "Más que nada por sus cualidades. Es muy rápido conduciendo, posee un cambio de ritmo fantástico, regatea hacia todos los costados y domina a la perfección los tiempos y los regates". Eso y que ya se ha apuntado al gol. "En ese aspecto está teniendo una gran progresión", señala Eusebio. Así lo confirman las estadísticas. En su primer año, contando Liga y Champions, marcó un gol en ocho partidos. En el segundo, anotó siete en 23 encuentros, es decir, uno cada 256 minutos. En el tercero, sus 15 goles en 31 partidos equivalen a uno cada 186 minutos. En el presente ejercicio, suma cinco dianas en cinco partidos, un gol cada 90 minutos. "Ya no sólo desequilibra con las jugadas, sino que también lo hace marcando goles", lamentó el técnico del Zaragoza, Víctor Fernández, que no encontró remedio para frenarle el pasado miércoles. "Es un lujo tenerle en el equipo porque es uno de los delanteros más determinantes que hay", agrega Xavi.

Messi, en cualquier caso, no le hace ascos a la tarea de defender. En la Liga ha robado un total de siete balones -uno cada 48 minutos- y ha forzado muchos más al atosigar al defensor de turno, que muchas veces no tiene más remedio que quitarse el balón de encima con un patadón hacia arriba. Números notables si se tiene en cuenta que se despliega en el último tercio del campo. "Trabaja para el equipo y eso es fundamental", esgrime Xavi. "Al comprometerse con el resto de jugadores en las tareas defensivas, ya no se le puede pedir más", remarca Eusebio. Y los dos últimos técnicos que le vieron jugar en directo lo tienen claro. "Está en un estado de gracia", le reconoce Rijkaard. "Probablemente, es el mejor del mundo", le elogia Víctor Fernández.

Messi supera a César tras evitar el marcaje de Juanfran.
Messi supera a César tras evitar el marcaje de Juanfran.EFE
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