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Crónica:Fútbol | Quinta jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

Dinamita en San Mamés

Agüero y Forlán fulminan al Athletic con dos goles de autor que premian a un Atlético con dos caras

Quizás por primera vez en mucho tiempo los aficionados del Atlético tienen el equipo que han creído tener. Hasta hora, el volumen de fichajes suplantaba a la calidad de los mismos y la discordancia entre la realidad y el deseo le llevaba al fracaso permanente. Por vez primera en muchos años, el equipo y la afición coinciden en su apreciación.

ATHLETIC 0 - ATLÉTICO 2

Athletic: Iraizoz; Iraola, Aitor Ocio, Ustaritz (Llorente, 84), Del Horno; Etxeberria, Javi Martínez (Vélez, m. 49), Muñoz, David López (Cuéllar, m. 73); Susaeta y Aduriz.

Atlético: Leo Franco; Seitaridis, Perea (Ze Castro, m. 45), Pablo, Pernía; Raúl García, Maniche; Simao (Maxi, m. 60), Agüero, Reyes (Luis García, m. 65); y Forlán.

Goles: 0-1. M. 12. Jugada personal de Agüero, que recorta a Ustaritz y a Aitor Ocio y bate por bajo a Iraizoz. 0-2. M. 78. Gol de Forlán, que supera a Iraizoz de un magnífico disparo desde fuera del área

Árbitro: Múñiz Fernández. Amonestó a Seitaridis, Agüero, Aduriz, Pernía, Aitor Ocio, Reyes, Ustaritz y Maniche

Unos 38.000 espectadores en San Mamés.

El único problema del Atlético para ser un grande de verdad es que sigue sin creérselo
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El Athletic ha ocupado su lugar: tantos años sin fichar le han llevado a considerar que las caras nuevas aportan un equipo nuevo. Y no es verdad. El Atlético es un equipo reconstruido, que juega al primer toque, que tiene pólvora en ataque y que tiene una figura a la que agarrarse tras la salida de Torres. Agüero mide lo mismo que cuando llegó, pero ha crecido futbolísticamente y es el tipo de delantero que a los defensas del Athletic siempre se les ha dado mal. Pequeño, fuerte, móvil y hábil. Un combinado explosivo para los centrales rojiblancos, a los que crujió la cintura a la primera que enganchó tras un buen pase de Seitaridis. Controló, giró y Ustaritz pasó como un tren de mercancías. Luego amagó, Aitor Ocio se desparramó como un accidente ferroviario y Agüero miró al palo largo para batir a Iraizoz por el corto. Un ejercicio de habilidad y comprensión del juego típico del delantero, la asignatura pendiente de un Athletic que todo lo que gasta en presión lo paga en imprecisión.

El Athletic en ataque es algo así como un 33%. Necesita al menos tres ocasiones para conseguir un gol. Y tres ocasiones son un listón demasiado alto para el equipo de Caparrós. La tuvo inmediatamente Etxeberria y la mandó al poste. Y sanseacabó.

Al Atlético le cuesta defender tanto como al Athletic atacar. Así que a los colchoneros se les puso el partido ideal. Podían sufrir en defensa con las acometidas (que no con las jugadas de los rojiblancos), a sabiendas de que en ataque no le iba a costar trabajo buscarle las cosquillas al Athletic. Se las buscaba con Reyes, porque Del Horno es apenas un holograma de lo que fue, un vago recuerdo de aquel lateral poderoso, hoy convertido en un defensor timorato y muy superable. Simao, en el otro costado, empezó a contagiar a su equipo.

El problema del Atlético para ser el grande que quiere volver a ser es que no cree en sí mismo. Le pesa demasiado la humildad, la falta de confianza, que le hace entregar partidos dominados, y así se convierte en un equipo vulgar. Tan vulgar que le permitió al Athletic resucitar y creer, en la segunda parte, en la posibilidad de conseguir al final un mejor resultado.

Sin noticias de Agüero, el Atlético le dio oxígeno a un Athletic rústico, previsible, al que le falta lo fundamental: un medio centro y un delantero centro. Dos problemas demasiado graves para un equipo mediano. Así que tocó la heroica. Llegar y llegar, centrar y centrar para conseguir sólo una segunda ocasión por medio de Vélez. Esa virtud del Atlético de borrarse de los partidos cuando los tiene dominado (su primer tiempo fue tan primoroso como lamentable el segundo) es lo que le impide crecer en su condición de equipo aspirante a la aristocracia del fútbol español.

Pero tiene pólvora suficiente para resurgir de sus cenizas. Cuando peor jugaba, cuando más rácano y más pobre parecía, más hundido y confundido se antojaba, apareció Forlán, perdido todo el partido, para inventarse un disparo solemne, majestuoso, desde fuera del área, que entró por la escuadra, imposible para Iraizoz. Fue su telegrama particular de un partido del que parecía ausente. Antes no estuvo, pero el sello fue de los de coleccionar.

La dinamita del Atlético explotó oportunamente. Dos golazos de sus dos delanteros, de sus dos estrellas, frente al futbol rústico de un Athletic que no tiene gol. Y el Atlético, con Leo Franco lesionado, respiró.

Agüero encara a la defensa del Athletic antes de conseguir el primer gol.
Agüero encara a la defensa del Athletic antes de conseguir el primer gol.TXETXU BERRUEZO
Ante un Athletic impotente, el Atlético exibió su mejor cara y ganó con dos golazos del 'Kun' Agüero y Forlán.Vídeo: ELPAIS.com

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