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Crónica:Fútbol | Cuarta jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

Agüero dispara al Atlético

El argentino tira del carro y su equipo funde a un Racing incapaz de lanzar a portería

Agüero decidió tirar del carro y el Atlético se dio un homenaje. Agarrado al mejor jugador de su plantilla, el equipo de Aguirre regateó a unos cuantos fantasmas y se hizo grande por un día. Eso sí, lo logró a costa de un Racing menor, incapaz de crear peligro, ni mucho ni poco. Pero solventó el equipo rojiblanco un partido trampa, cuando muchas voces dudaban del inquilino de su banquillo. Salió airoso del trance porque así lo quiso Agüero, al que acompañaron en la tarea Raúl García y Reyes

Parece un secundario Raúl García, pero lo cierto es que en este Atlético en construcción, el chico propone con criterio, más allá de que los demás hagan lo que les viene en gana. García, anclado ante la defensa, otea el panorama, busca las bandas, abre caminos, da y se ofrece. Optimista como es, imagina que Seitaridis o Pernía darán un destino digno a su envío. Y se esmera García en la tarea, sabedor de que dejar la salida del balón a los centrales, Pablo y Perea (lo mismo da), puede finiquitar a su equipo. Con él al timón, el Atlético se movió con cierta soltura, aunque le faltó calma. Y eso que el equipo vivió un día plácido en defensa, hasta el punto que nadie contabilizó error alguno de gravedad a sus centrales, todo un acontecimiento. No hirió el Racing a su rival, quizá porque bastante tiene el grupo de Marcelino con sobrevivir sin Zigic, que en este equipo era capitán general. Se ha quedado mustio Munitis sin su gigantesco socio y se le nota. Más aún si, como ocurrió en el Calderón, Jorge López y Óscar Serrano, presuntos encargados de crear peligro por los costados, son incapaces de hacerse notar.

ATLÉTICO 4 - RACING 0

Atlético de Madrid: Leo Franco; Seitaridis, Pablo, Perea, Pernía; Raúl García, Maniche; Maxi (Simao, m. 61), Agüero (Mista, m. 85), Reyes (Luis García, m. 75); y Forlán.

Racing: Toño; Pinillos, Sergio Sánchez, Garay, Ayoze; Jorge López (Smolarek, m. 60), Duscher, Colsa (Jordi, m. 60), Serrano; Munitis y Tchité.

Árbitro: Paradas Romero. Expulsó a Jordi (m. 64) por doble amarilla. Amonestó a Seitaridis, Ayoze, Jorge López, Colsa, Raúl García, Serrano y Pernía.

Goles: 1-0. M. 12. Raúl García marca con la zurda tras un mal despeje de Sergio Sánchez. 2-0. M. 70. Falta que saca Reyes y cabecea Agüero. 3-0. M. 76. Forlán, a pase de Agüero. 4-0. M. 88. Simao, a pase de Luis García.

Unos 45.000 espectadores en el Calderón.

Fue el Kun Agüero el encargado de salvarle la cara a un Atlético que arrancó temblón, sin fiarse de sí mismo. Se echó unos pasos atrás el argentino para ofrecerse a Raúl García, que encontró alguien que le entendía. Por ahí se fraguó la jugada del gol, con la arrancada del Kun por la derecha, su incursión en el área y su centro que no alcanzó la bota de Forlán. Quedó el balón suelto, en los dominios de Reyes, que lo reenvió al área. Al quite apareció Sergio Sánchez. Para despejarlo, se suponía. O para salir con él jugado, que cosas más raras se han visto. Pero lo que hizo fue golpearlo blando, casi sin querer, al límite del área, al sitio exacto donde aguardaba Raúl García, que la pegó con todo, con la izquierda, duro, abajo, dentro.

Consideró Aguirre que Reyes podía ser la solución a la falta de alegría de su equipo, huérfano como estaba de triunfos en el torneo. Así que apostó por él en detrimento de Simao. Es Reyes un jugador que debería (siempre) marcar diferencias. Lo hace sólo de vez en cuando, dependiendo no se sabe bien de qué. Ayer se dejó ver en una y otra banda, desquició a algún que otro rival (a Jordi le costó la expulsión) y puso un regalo de balón a Agüero en su cabeza para que éste consiguiera el segundo.

Antes del vuelo de Agüero, el Atlético viajaba incómodo, un hecho surrealista cuando, amén de llevar un gol de ventaja, se medía a un rival incapaz de tirar una sola vez a portería. Se había enredado solo el conjunto de Aguirre. Que ya no llegaba, que ya no presionaba, que ya no olía las bandas. Pero enfrente tenía un adversario que cargaba con una murria de cuidado. Y que acabó de firmar su adiós al partido cuando Jordi agarró sin demasiado ánimo a Reyes y el árbitro le mostró la amarilla. Era la segunda que veía Jordi. Llevaba en el césped cuatro minutos.

Ahí se vino arriba el Atlético, que recuperó el tono, el ánimo y que recuperó, sobre todo, a un Agüero cuyo fútbol había menguado. Se asoció a él Reyes y de la calidad de ambos nació un señor gol, en aquella falta que el extremo puso en el área y el argentino cabeceó con asombrosa habilidad. Casi al instante, Agüero cazó la pelota y la envió larga a Forlán que no dio opción a un Toño vendido. Ya en el éxtasis final, Simao le puso firma a un exquisito envío al hueco de Luis García. Era el 4-0 final, el primer triunfo del Atlético, noche de fiesta en el Calderón, la alegría del año para un equipo que tiene jugadores, que tiene dinamita en ataque y que tiene, sobre todo, a Agüero, un lujo que habitualmente es incapaz de aprovechar.

Agüero avanza con el balón seguido por Colsa y Pinillos.
Agüero avanza con el balón seguido por Colsa y Pinillos.EFE

Devoción por Reyes

El pasado 31 de julio, José Antonio Reyes era presentado en sociedad en el Vicente Calderón, su nuevo hogar. Varias decenas de aficionados acudieron al evento, para ver al ex jugador del Madrid con su nueva camiseta, la rojiblanca. Para verle y, en muchos casos, para pitarle. Reyes aguantó estoicamente el chaparrón y, preguntado luego por ello, contestó: "Convertiré los insultos en aplausos".

Ayer, en el minuto 75 de partido, Aguirre decidió sustituir a Reyes por Luis García. Y el Calderón en pleno, de pie, al unísono, se olvidó de su pasado madridista, de sus goles en la última jornada de la pasada Liga que le dio el título al Madrid. Se olvidó de todo lo que no fuera el esfuerzo y el notable partido que acababa de realizar el extremo sevillano, despedido del césped con una sonora ovación. Reyes había tenido una presencia activa en el partido, había provocado la expulsión de Jordi y había dado a Agüero el pase del segundo gol, el de la tranquilidad el que comenzaba a certificar el primer triunfo del Atlético en la Liga.

"Se me saltaron las lágrimas", dice Aguirre

avier Aguirre apenas pudo contener la emoción cuando Simão, a pase de Luis García, remató la goleada al Racing con el cuarto gol. "Se me saltaron las lágrimas", reconoció el entrenador mejicano, que llegó al Calderón cuestionado por los resultados y el juego espeso del Atlético.

Sobre qué hubiese pasado con su futuro en caso de haberse producido una derrota, señaló: "Nunca lo sabremos, pero ya dije, y lo repito, que me siento respaldado por la directiva y los jugadores. Ahora hay que seguir trabajando para seguir en esta línea en los próximos encuentros", exigió el preparador. Lo que más le agradó fue la conexión entre Maniche y Raúl García, menos oxidada que de costumbre: "Si seguimos en esta línea daremos guerra. El equipo estuvo bien posicionado y ellos dos funcionaron muy bien. Tanto con el balón como sin él".

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