"Cabeza de gestor, corazón de deportista"

Javier Lozano dice que siempre ha hecho de la humildad su valor principal. Ahora que Ramón Calderón, el presidente del Madrid, le ha fichado para que coordine las relaciones de la plantilla -primer equipo y filial- con el club, asegura que no se ha olvidado de ese valor. "No vengo a imponer nada ni a hacer decálogos. El Madrid, como institución, no los necesita porque ya los tiene", contaba anoche en conversación telefónica a los pocos minutos de hacerse oficial su nombramiento. Calderón le quiso, explica, porque su perfil encaja perfectamente con la nueva organización del Madrid: "Tienes la cabeza de un gestor y el corazón de un deportista', Eso me dijo". Oficialmente, es el responsable del área profesional integrada en la Dirección de Fútbol, un nuevo cargo.

Lozano, de 47 años, hasta ahora seleccionador español de fútbol sala y director de la Ciudad del Fútbol federativa de Las Rozas (Madrid), intenta aclarar en qué consistirá su trabajo y niega que sea algo intangible: "No es el típico puesto que se puede cuantificar. Es decir, no hay un manual de desempeño que diga 'primero abrir la cerradura y segundo meter el correo'. Mis tareas se ajustarán al día a día. Intentaré aportar mi experiencia en los comportamientos humanos y en las dinámicas de grupo para ayudar a cubrir las necesidades de la plantilla. Todos son pequeños detalles y estoy a la completa disposición del primer equipo para cualquier problema o asunto relacionado con el club. Seré el enlace entre éste y la plantilla".

Para ello, dice, huirá de las oficinas del estadio Bernabéu y estará en la ciudad deportiva de Valdebebas a diario, en constante contacto con el cuerpo técnico y los jugadores. Además, viajara con el equipo y será el referente en el extranjero. "Una simple conversación, una escucha, puede convertirse en un apoyo importante para los jugadores", opina.

Calderón, que lleva meses hablando de que el Madrid, por fin, es un equipo, un grupo sólido, una piña, ha considerado necesario fichar a un experto en dinámicas de equipo. Lo mismo que hizo José Antonio Camacho, que se llevó a Lozano al Mundial de Japón y Corea del Sur en 2002 como un miembro más del cuerpo técnico de la selección.

El último fichaje del club blanco, dos veces campeón mundial y tres europeo con la selección de fútbol sala, asegura que le avala una gran experiencia en las relaciones personales. "Dicen que se me dan bien. A mí me gusta ejercer la empatía, observar... Además, estoy acostumbrado a llevar el grupo en los momentos de máxima presión", afirma. Todas esas características, según confirma él mismo, son las que convencieron a Calderón para incorporarle al nuevo organigrama del Madrid.

Para ello ha tenido que abandonar la selección de fútbol sala tras 15 años y a tan sólo dos meses del Campeonato de Europa, a disputarse en Portugal. "No he dejado a la federación empantanada. Me han pedido informes sobre posibles sustitutos", alega; "los pesos pesados del equipo sabían desde hace tiempo que necesitaba un cambio. Se me había pasado la ilusión y las ganas de renovarme todos los días. Algunos jugadores llegaron a decirme: 'Te vendrá bien irte. Ha habido una dependencia excesiva con eso de que la selección eres tú", concluye.