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DESDE MI SILLÍN | Vuelta 2007
Columna
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El turista

Hoy estoy un poco más cansado que estos días. Es normal, y no porque la etapa haya sido más dura que alguna de las precedentes, que no, sino porque hoy nos ha tocado trabajar un poco más que estos días. Digamos que no éramos los líderes, pero como si lo seriesemos. El líder ayer era Devolder, del Discovery, así que fue su equipo el primero en tratar de controlar la situación. Digo bien lo de tratar, porque como es habitual en la Vuelta, la guerra comenzó en el kilómetro cero y muchos salieron con el cuchillo afilado, así que la situación no era muy agradable para los americanos en el primer puerto del día.

Cuando por fin se formó la fuga buena del día, y después de ver quiénes la componían, vimos que también podía ser peligrosa para nuestros intereses, así que nos tocó colaborar con el equipo del líder. Ellos tiraban por la obligación moral de llevar el liderato, pero también porque confiaban en el belga. Nosotros lo hacíamos por la misma obligación de llevar al segundo en la general, pero más que por eso porque confiábamos en Denis de cara a alcanzar el liderato en lo alto de Cerler. Bueno, y de no soltar el maillot oro hasta Madrid, claro está, que en eso sí que tenemos todos una fe ciega. Al final, a los americanos les falló el belga, y a nosotros, es decir, a los holandeses, nos respondió el ruso, aunque la etapa fue para un italiano que corre en un equipo hispano-suizo. Esto es globalización y lo demás son tonterías. Ahora que lo pienso, trabajando en la cabeza del grupo estaba yo junto a un australiano, un esloveno, un holandés y un asturiano. Más globalización. ¿Quién había dicho que la Vuelta era una carrera para los españoles? Quizá lo haya sido en las ediciones precedentes, pero me parece que este año se equivoca.

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Entonces eso, que ahora estoy cansado, cansado pero contento. Y creo que más lo estaré mañana a estas horas, que ahora sí que llevamos el liderato y mañana se prevé también zafarrancho de combate. Mandaré la crónica desde el frente.

Lo curioso de hoy es que el hecho de ir en cabeza de pelotón me ha permitido disfrutar bastante del paisaje. El día era esplendido, la atmósfera estaba transparente, así que las vistas sobre los Pirineos eran sencillamente espectaculares. Por ejemplo, mientras atravesábamos el avituallamiento, dejábamos a nuestra izquierda esa maravilla de la naturaleza que es el parque de Ordesa y Monte Perdido. Y muchos ni se enteraron. Nada, si al final de todo van a tener razón unos que en los comienzos de mi carrera deportiva -ya hace unos cuantos años- me decían que estaba hecho todo un turista, con lo poco que me gusta a mí esta palabra. Por tanto, mañana seguiré informando desde el frente... mientras hago además un poco de turismo.

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