"Las pequeñas cosas son las que me hacen mejor"
Nowitzki, que promedia 29 puntos, es el líder humilde de Alemania
"Con Nowitzki ya se sabe: lanza 25 tiros y 20 de ellos son dificilísimos de contrarrestar". El pívot checo Lubos Barton se las vio con el ala-pívot alemán Dirk Nowitzki (Würzburgo, 29 años) en el primer partido del Europeo, en Palma. Tras la gran actuación del astro germano -anotó 35 puntos y fue el líder de anotación de la primera fase, con 29 de media-, Barton sólo pudo añadir: "Simplemente, ha estado fenomenal". Fenomenal es una palabra que acompaña a Nowitzki siempre que pisa una cancha. Fuera de ella, es un tipo bastante más normal. Como Pau Gasol, nada tiene que ver con esos divos que miran por encima del hombro a sus compañeros. En la selección alemana, Nowitzki, primer europeo en recibir el premio al mejor de la NBA, con Dallas Mavericks, cede el mando a Femerling y Okulaja, dos de los más veteranos. Ellos son los que más gritan y mandan. "Siempre ganamos juntos. No puedo hacerlo yo solo", insiste la estrella alemana. "A nosotros nos falta banquillo, pero Alemania sólo tiene un jugador", asegura Barton.
"Logremos o no el pase a Pekín, lo más probable es que deje la selección o me tome un respiro"
"Sé que puedo mejorar en la defensa, en el pase, en mis aproximaciones a la canasta y más aún"
Sea como fuere, el Nowitzki que comparece en el Europeo, donde hoy Alemania juega contra la Francia de Tony Parker, poco tiene que ver con el que recogió el MVP de la primera fase de la NBA. Entonces, pese al enorme reconocimiento que suponía, la estrella de los Mavericks apareció cariacontecida. Su equipo fue eliminado en la primera ronda de las eliminatorias finales por Golden State y los expertos habían cargado las tintas sobre Nowitzki. "¿Expertos?", se pregunta, circunspecto, cuando se le recuerda aquel episodio. "Por supuesto que fui objeto de críticas porque no jugué bien. Pero las críticas y las derrotas forman parte del deporte y puedo sobrellevarlo", asegura ahora con otro ánimo.
Sonriente, distendido, habla de su ilusión -"no necesito motivación extra porque me encanta jugar al baloncesto", dice- e incluso del peor trago de su carrera deportiva, que, dice, no quiere olvidar ni a cambio de una medalla en el Europeo. "¿Por qué tendría que olvidarlo? Las victorias y las derrotas forman parte del deporte y, en una carrera deportiva, no puedes tener siempre grandes éxitos. No olvidaré nada, aunque es más fácil vivir con grandes éxitos".
Nowitzki encara los entrenamientos a las órdenes de Dirk Bauerman como uno más. Relajado, distribuye el balón, machaca el aro, hace el gesto de un pistolero y, sin perder la sonrisa, imita a un jugador de béisbol. Anima al grupo con cierta vocación de juglar.
Como si le costase un mundo, mueve sus 213 centímetros por la pista, pero, cuando se acerca a la canasta, todo se revoluciona, su cuerpo se vuelve grácil. La prematura eliminación en la NBA le ha servido para descansar, hacer trabajo específico y llegar al Europeo en mejores condiciones físicas que al Mundial de Japón. "He trabajado en todo porque quiero ser tan versátil como sea posible. Sé que puedo mejorar en la defensa, en el pase, en mis aproximaciones a la canasta y en más cosas aún. A menudo, pequeñas cosas son las que me hacen mejor", abunda.
Demirel, Okulaja y Roller ensayan el tiro y Nowitzki, que de eso va sobrado, se marca unas flexiones y unos abdominales para concluir la sesión. Toca preguntar por Gasol. "¿Qué pasa con él?", replica. "No tengo ningún problema al jugar contra él. Sé que es un buen defensor, así como un buen jugador de ataque. Pero soy capaz de marcarle y también de seguir anotando cuando me marca", asevera con un punto de orgullo tras declinar pronunciarse sobre si el ala-pívot de Memphis Grizzlies tiene más peso en la selección española que Parker en la francesa, Kirilenko en la rusa o él mismo en la alemana. "Lo más importante es no concederles, ni a Gasol ni al resto, cinco o más minutos de baja concentración. Si no, decidirán el partido", aventura.
Compuesta mayoritariamente por jugadores que rondan o superan la treintena, la selección germana es consciente de que ésta será una de las últimas oportunidades de hacer algo importante para una generación que ha ofrecido grandes momentos -se colgaron la plata en el pasado Europeo de Belgrado- a un país no especialmente aficionado a la canasta. "Nuestro objetivo es disputar los Juegos Olímpicos de Pekín [en Madrid se deciden dos plazas directas]. En eso es en lo que estamos centrados. Lo logremos o no, lo más probable es que algunos de los más veteranos, como Femerling, Okulaja o yo mismo, nos retiremos de la selección o nos tomemos un respiro", revela Nowitzki.
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