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VUELTA 2007

Efimkin, escalador sin reloj en una etapa con poco público

"¿Qué tal ha ido?". La pregunta no era del público, ni de un periodista despistado o de un montañero accidental. Preguntaba el número 1 de la Vuelta hasta Madrid si no hay retirada, José Luis Arrieta, el español del AG2R que luce el gran dorsal y todo un clásico del ciclismo. No había ido mal... Su compañero, el francés Stéphane Goubert, se había colocado el noveno de la clasificación general. Ni tan mal, después de los lagos. Arrieta desconocía el final del asunto que encumbró a Efimkin, al que Eusebio Unzue define como "un escalador puro que se defiende a duras penas en la contrarreloj". Por eso perdió la Vuelta a Suiza, que tenía ganada, y ni siquiera subió al podio. Hay mucho que trabajar en ese asunto.

Efimkin es el último descubrimiento del tándem Echávarri-Unzue. Le vieron en la Vuelta a Aragón, donde ganó autoritariamente una etapa, y luego en la Vuelta a Portugal, que ganó al completo. Les gustó y volvieron a apostar por un ruso, como ya hicieran con Menchov. Hoy es líder de la Vuelta aunque Unzue cree que llegará líder a Zaragoza y allí... la contrarreloj (52 km.) otra vez, le tirará una pared quizás infranqueable. Según Efimkin, su hermano gemelo es mejor que él, pero Unzue y Echávarri no piensan lo mismo. Quizás ven más progresión en Vladimir que en la fuerza bruta de su hermano.

No hubo atascos

El ruso no falló ayer. Cumplió el pronóstico y puso al Caisse d'Epargne el primero de la fila en la Vuelta. Y lo hizo en los lagos, la mejor portada de la ronda española, ayer convertido en el mito vacío. Lleno de contenido, pero escaso de público. Quizás porque era martes, quizás porque las medidas proteccionistas del parque natural ponen demasiados problemas a los fervientes aficionados al ciclismo. El alcalde de Cangas, Alfredo García, reconoce que su margen de maniobra es escaso: "Esto depende de la Administración central y no podemos hacer más de lo que hacemos", afirma. Lo cierto es que las cunetas estaban llenas de ánimo y faltas de público. Y no llovía, ni hacía frío ni demasiada niebla. Y era la primera emoción de esta Vuelta.

No hubo atascos en el descenso. Tampoco en la carrera. Cada cual se organizó a su modo, como ocurre siempre en las duras ascensiones. Por orden. Unos con prisa. Otros sin prisa. Unos ganando. Otros llegando. Otros tratando de llegar, como Alberto Fernández, el ciclista del Saunier Duval, que paseaba su hilera de puntos en la cara.

Un día antes, en Luarca, Fernández cayó junto a un compañero que le piso el mentón. Conclusión: diez puntos de sutura y tres muelas rotas. Ayer corrió con tres empastes provisionales, con un desayuno líquido y sin haber cenado. Hoy saldrá, como ayer salió y llegó Zubeldia. Quien no pudo hacerlo fue el italiano Bernucci, del T-Mobile, a causa de un análisis positivo en la Vuelta a Alemania. La historia continúa.

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