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Crónica:Fútbol | Primera jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

A ritmo de merengue

El Villarreal destroza en Mestalla a un Valencia desquiciado que acabó con dos expulsados

Así, como le gusta, a pasitos cortos, a ritmo de merengue, el Villarreal destrozó al Valencia. Suavemente. El cuadro de Pellegrini ni siquiera necesitó su mejor versión. Le bastó con mantenerse juntito, firme, y filtrarse entre las grietas de un Valencia desquiciado, desgastado, horrendo. A la primera piedra de toque, el conjunto de Quique se abrió de piernas. Esto es lo que hay. Ausente por enésima vez Vicente y sin ninguno de los ocho fichajes en la alineación, Quique volvió a fiarse del bloque tantas veces efectivo, tantas veces exprimido, que pide a gritos desde hace años un relevo generacional. Tampoco en esta ocasión. El Villarreal es cada vez más envidiado desde Mestalla. Una gestión discreta y efectiva. Y un equipo con muy buen gusto, con futbolistas realmente ilusionados con su profesión. El modesto primo del norte, que ya ganó en el último partido de la pasada Liga, se ha subido definitivamente a las barbas del club valencianista, que se fue vaciando 20 minutos antes del final en una mezcla de pasotismo y desesperación.

VALENCIA 0 - VILLARREAL 3

Valencia: Cañizares; Miguel (Gavilán, m. 46), Albiol, Marchena, Moretti; Joaquín, Albelda (Sunny, m. 68), Baraja, Silva; Angulo (Morientes, m. 46) y Villa. No utilizados: Hildebrand; Caneira, Helguera y Alexis.

Villarreal: Viera; Venta, Fuentes, Cygan, Capdevila; Pirès (Cani, m. 68), Senna, Josico, Cazorla; Rossi (Nihat, m. 75) y Tomasson (Mati Fernández, m. 59). No utilizados: Diego López; Josemi, Godin y Bruno.

Goles: 0-1. M. 12.Tomasson, tras pase de Javi Venta. 0-2. M. 62. Rossi, de penalti. 0-3. M. 73. Cazorla culmina un contragolpe.

Árbitro: Pérez Lasa. Expulsó a Villa (m. 40) por doble amonestación y a Joaquín con roja directa (m. 66). Amonestó a Angulo, Rossi y Albiol.

Unos 45.000 espectadores en Mestalla

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Fernandes, una promesa

En realidad, el Villarreal va cuesta abajo desde que Pirès diera con la tecla post-Riquelme y encadenara ocho victorias consecutivas al final de la pasada Liga. Por el corazón del área valencianista, en medio de los dos centrales, el conjunto amarillo encontró una pista de aterrizaje. El avión era Tomasson, gato de fino olfato goleador, que hizo lo que debía ante el buen pase de Javi Venta. Dejó correr la pelota, la acompañó un par de segundos, se esperó a que cediera Cañizares y, entonces sí, marcó a puerta vacía. Cañizares, algo lento, se pasó de frenada. Se comprobó lo que se preveía: la baja de Ayala abre una zanja en la defensa valencianista.

El Valencia sigue proponiendo ritmo y el Villarreal prefiere ser el propietario de la pelota. Y el gol, claro, rebajó varios grados la intensidad valencianista, que se tornó angustia, mientras que el cuadro de Pellegrini incrementó el sobeteo del cuero. El rondito amarillo irritó a Mestalla, que la pagó con el árbitro, al que culpó de todos los males. Fruto de su impotencia, los jugadores de Quique buscaron la salida fácil: la protesta. De una de ellas se ganó la tarjeta amarilla Villa, que se marcharía expulsado antes del descanso por simular un penalti. Cruel castigo, pero acorde con el reglamento.

El Villarreal ganó el centro del campo. Pirès se impuso nítidamente a Albelda y Baraja. El mediocampista francés juega con la naturalidad y la clase de toda su carrera. Pero hay algo más: tiene ganas de divertirse y lo hace saber. No quiere perder tiempo cuando el balón está parado, sino que saca la falta como si su equipo fuera por detrás en el marcador. Era lo contrario. Pirès ha encontrado un aliado en la excelencia técnica a mano izquierda, Cazorla, el chico de la cantera que regresa a casa con el poso de un glorioso año en el Recreativo.

La armonía del Villarreal contrastó con la separación de las líneas valencianistas. Joaquín, por la banda, contra el mundo. Ni un relevo del alocado Miguel. Ni ningún otro medio que lo acompañase. Trató de subsanarlo en el descanso Quique, que desempolvó el fondo del armario. Ya con uno menos, había que arriesgarse y se arriesgó. Defensa de tres, Silva en la media punta junto a Morientes y Gavilán a la izquierda. Sin ningún resultado. El Villarreal se acomodó. Pensó que podría vivir de las rentas. Como sucedió. Bastó que Pellegrini diera entrada a Mati Fernández y la joven promesa chilena hiciera añicos lo que quedaba de la zaga valencianista. Fuerte como es, protegió el balón y notó la embestida de Marchena, que lo derribó. El penalti lo trasformó Rossi. La crispación alcanzó a Joaquín, expulsado por insultar supuestamente al juez de línea. El trabajo lo completó Cazorla en un contragolpe rápido y a pases cortos. A ritmo de merengue.

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