Torres enamora en Anfield
El español marca su primer gol en la Liga con el Liverpool en un gran partido de Gerrard ante un Chelsea inferior
Fernando Torres se estrenó con el Liverpool en el mejor de los escenarios posibles. El delantero español marcó un gran gol frente al nuevo eterno enemigo de los reds, el Chelsea, ante 45.000 gargantas que atronaban con sus cánticos en el estadio de Anfield. El choque fue intenso, como todos los que enfrentan a estos dos conjuntos con una larga trayectoria de agravios y muchas cuentas pendientes. Gerrard fue de nuevo un coloso y guió a los de Rafa Benítez hacia una victoria que no llegó por culpa de una desafortunada decisión del árbitro.
El partido comenzó jugándose en una estrecha franja del campo. Las líneas de ambos equipos, muy pegadas, no dejaban lugar para la creación. Sólo el Liverpool conseguía trenzar tres pases seguidos y desbordar por la banda izquierda, donde Éssien, fuera de sitio, sufría para contener a Riise. El ghanés es un medio centro valioso, pero pegado a la cal pierde efectividad porque no tiene cintura.
LIVERPOOL 1 - CHELSEA 1
Liverpool: Reina; Finnan, Carragher, Agger, Arbeloa; Pennant (Babel, m. 69), X. Alonso, Gerrard, Riise (Crouch, m. 83); Kuyt y F. Torres. No utilizados: Itandje; Hyypia y Mascherano.
Chelsea: Cech; Éssien, Ben Haim, Terry, A. Cole; Wright Phillips (J. Cole, m. 77), Obi Mikel, Lampard, Malouda (Alex, m. 86); Kalou (Pizarro, m. 46) y Drogba. No utilizados: Cudicini; y Makelele.
Goles: 1-0. M. 16. Contraataque que inicia Gerrard. El inglés cede a Torres, que se marcha de su marcador, se interna en el área y bate por bajo a Cech. 1-1. M. 60. Penalti de Finnan sobre Malouda que Lampard transforma.
Árbitro: Rob Styles. Amonestó a Éssien, Kuyt, Pennant, Gerrard, Cole, Ben Haim, Lampard, Terry y Carragher.
Unos 45.000 espectadores en Anfield.
Pero Gerrard no tardó en hacerse el amo del partido. Y eso que estaba lesionado en el dedo gordo del pie. Le dio igual. Lo mismo recogía la pelota de los centrales que aparecía al borde del área para terminar la jugada. Estaba en todas partes. Mandaba, dirigía, recuperaba y distribuía la pelota. Un futbolista total. El alma del Liverpool, el jugador al que todos buscan con la mirada antes de atreverse a tomar una decisión, como si necesitaran la aprobación del gran capitán en cada acción.
En uno de esos cruces de mirada, Gerrard cogió la pelota en la medular y lanzó a Torres al contragolpe. Su especialidad. Con espacio, el ex del Atlético es incontenible. El inglés calibró la carrera del español y, con el exterior, le puso el balón a la medida de su desmarque. Torres lo controló, frenó en su carrera y fijó a su marcador. Después, un cambio de ritmo dejó seco al defensa y allanó el camino a la portería. Definió colocando con sutileza el balón a la base del poste. Imposible para Cech.
Anfield enloqueció. Comenzó a jalear a su nuevo ídolo, ilusionado con la buena forma que sus delanteros están mostrando en el inicio de la temporada. La terna que forman Torres, Kuyt y Voronin, que ayer no participó, pero que en Toulouse, en la previa de la Champions, ya mostró que tiene pegada, debería terminar con la escasez de gol que ha acusado el Liverpool en los últimos años.
El Chelsea se mostraba como un equipo deshilachado. Falto de criterio, su juego se limitaba a buscar la portería rival a empellones. Sólo algún esporádico centro inquietaba a Reina, muy seguro toda la tarde. Pero un error arbitral metió al cuadro londinense de nuevo en el encuentro. Wright Philips se metió por el carril del 8, sacó un centro raso y Malouda hizo un gesto raro ante el amago de entrada de Finnan. Suficiente para el colegiado, que pitó penalti. Lampard, ausente hasta entonces, no falló.
De ahí hasta el final, el Chelsea se limitó a sostener el resultado. Su entrenador, Jose Mourinho, mandó retrasar las líneas sin rubor. La mueca de Benítez en el protocolario apretón de manos con el portugués al final del choque denotaba el amargo regusto de la oportunidad perdida.
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