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Entrevista:OFICIOS Y PERSONAS: EDUARD BEITIA | Jardinero

"Los jardineros siempre llegamos los últimos a las casas"

Arquitectos, carpinteros, albañiles, electricistas, decoradores... Todos estos profesionales participan en la construcción de una casa, y todos ellos pasan por la vivienda antes que el jardinero. "Siempre somos los últimos en los que se piensa. Llegamos cuando ya prácticamente la casa está acabada, cuando los propietarios tienen prisa por habitarla y se han gastado buena parte del presupuesto. Siempre tenemos que ajustar los precios", explica Eduard Beitia Calaf, jardinero de profesión, de 32 años y afincado en Tarragona.

Era muy joven cuando decidió que lo suyo no era la universidad. Cuando cursaba primaria, la mayoría de sus compañeros querían ser periodistas, abogados, médicos o empresarios. Recuerda que entonces los padres de sus amigos se empeñaban en proporcionarles estudios universitarios para que fueran "alguien en la vida". Ahora, muchos de ellos han pasado a engrosar las listas del paro o trabajan en puestos diferentes para los que estudiaron . Y eso, "tras media vida de empollar".

"No entiendo la manía de plantar césped en los jardines. Es un crimen", afirma

Eduard tenía claro que "quería trabajar de algo que estuviese relacionado con la naturaleza". "Quería notar el frío en invierno, la lluvia en primavera y el bochorno en verano. Vamos, estar al aire libre", explica. Y manos a la obra.

Estudió la entonces infravalorada Formación Profesional -"los listos iban de cabeza al BUP"- y se especializó en Hortofruticultura. "Hacíamos invernaderos, producción de plantas, pero no me entusiasmó", recuerda. Acabados los estudios, se matriculó en la escuela Rubió i Tudurí de Barcelona, en un módulo profesional de Jardinería. Con el título bajo el brazo, enseguida consiguió su primer trabajo en la empresa Hidroplant, aunque a través de una ETT. "No se cobraba mucho, no era un contrato fijo, pero aprendí muchas cosas", relata. A través de esta empresa, realizaba el mantenimiento de las oficinas centrales de La Caixa en Barcelona.

Tras pasar por otros trabajos relacionados con la jardinería, dio el salto a la "siempre inestable" vida del autónomo. Actualmente, trabaja para particulares, sobre todo en torres y chalets de lujo de la zona de Garraf. "Diseño el espacio, aconsejo a los propietarios qué árboles y plantas les irán mejor, monto tarimas, casetas. En fin, todo lo que uno ve cuando entras en un jardín".

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Al hilo de esta cuestión, Eduard alza la voz: "Es injusto que a los jardineros se nos considere simples cortacéspedes". Se nota que el asunto le da coraje porque lo suyo con el idealizado césped no es precisamente simpatía. "No entiendo la manía de plantar césped en los jardines. Es un crimen", afirma tajante. "El césped es para países fríos y lluviosos, como Escocia, Inglaterra o el norte de Francia, no para España, donde requiere mucho riego y es un despilfarro, sobre todo teniendo en cuenta que estamos en situación de sequía", se queja.

La situación, añade, no tiene visos de mejorar: "Aparecen urbanizaciones como setos. Todo el mundo quiere su pareado con jardín y la mayoría se empeña en tener césped, pero son muy pocos, casi ninguno, quienes instalan sistemas para recuperar las aguas pluviales. ¿Qué sentido tiene plantar un olivo en medio de algo que parece la campiña inglesa?", se pregunta irónico.

En su sueldo incluye consejos a los dueños sobre los pros y contras de cada planta y árbol. Pero respecto al césped "no hay tutía, la gente no hace caso", se lamenta. Apuesta por volver al modelo tradicional: "Patio de cemento, piedras, si me aprietas algo de césped artificial". En cuanto a los árboles y plantas, se inclina por los que mejor toleran el clima mediterráneo. "Necesitan menos agua, menos cuidado y son típicos".

Si usted está pensando en plantar arbustos en su jardín, Eduard le recomienda el laurel, el rosal, el jazmín o la hiedra. Si prefiere los árboles, mejor el algarrobo, el naranjo, el limonero, el olivo, el pino o el ciprés. Una curiosidad: "Los cipreses se encuentran en las veredas de los cementerios en señal de bienvenida. Hay gente que los planta en la puerta de casa como símbolo de hospitalidad".

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