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Crítica:FERIA DE MÁLAGA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

¡Queremos toros!

Antonio Lorca

Se anuncian un reconocido maestro en tareas de despedida, y le acompañan una figura que se quiere consagrar y una esperanza malagueña que busca su destino. Y lo hacen con una ganadería que ha tiempo perdió el prestigio, que no es habitual en las ferias de postín, y que es un seguro de invalidez y falta de casta. ¿Alguien entiende algo?

¿Quién ha elegido estos toros de auténtico saldo para el jueves de feria malagueño? A ver, que dé la cara y lo explique; y que diga por qué se permite tamaña estafa a la afición. No tengan duda, nadie dirá ni mu. Ni la autoridad, ni la empresa ni los toreros, que algo tendrían que informar al respecto. Pues que sepan todos que le han tomado el pelo al público, porque esos toros de Sayalero y Bandrés, mal presentados en general, inválidos todos, sin raza ni gota de casta ni bravura, nunca debieron pisar el ruedo de la Malagueta. Pero así está la fiesta: podrida, como los toros de ayer. Al menos, queda el consuelo de que los tendidos expresaron su descontento al final del quinto toro al grito unánime de "queremos toros". La protesta fue en aumento a la salida del sexto, tan inservible como los demás, y la presidenta se vio obligada a devolverlo para evitar males mayores.

Sayalero/ Rincón, Castella, Vega

Toros de Sayalero y Bandrés, -el sexto, devuelto-, desiguales de presentación, inválidos y descastados. Sobrero de M. González, encastado. César Rincón: pinchazo y casi entera tendida (silencio); dos pinchazos _aviso_ pinchazo y bajonazo (palmas). Sebastián Castella: estocada (oreja); estocada baja (silencio). Salvador Vega: pinchazo y estocada (ovación); dos pinchazos _aviso_ , media trasera y un descabello (vuelta). Plaza de la Malagueta. 16 de agosto. Novena corrida de feria. Lleno.

Así las cosas, es fácilmente imaginable lo que ocurrió en el ruedo. César Rincón se despidió sin lucimiento alguno. (Eso de hacer un peregrinaje por las ferias para decir adiós no está nada bien). Sus oponentes no sirvieron, claro está, pero él aceptó el truco de los toros inservibles, lo cual tampoco está bien en una figura de su categoría. Desganado y triste se mostró ante su primera birria; brindó el cuarto al respetable, hizo un supuesto esfuerzo y se fue como había venido. Las despedidas deben ser a lo grande; de lo contrario, se queda uno en su casa y no molesta a nadie.

Sebastián Castella, que dice que quiere mandar en la fiesta, debe replantearse su temporada o cambiar de asesores. Con tardes como la de ayer, justificada sólo por su valor, no aporta nada a su carrera. Él es tan partícipe del engaño como los demás.

Y al torero malagueño Salvador Vega le brindaron en bandeja un boleto ganador con un sobrero encastado y violento, convertido en oportunidad única. Después de que se mostrara incapaz y desangelado ante el tercero, hizo el esfuerzo de su vida ante el sexto. Se la jugó de verdad -el público siempre a su favor- y, cargado de pasión y emotividad, su labor tuvo pasajes muy meritorios por ambas manos. No fue una faena redonda, pero sí apasionada, propia de quien sabe que tiene su futuro en la palma de la mano. Mató mal y el triunfo cantado se quedó mudo. Volaron las orejas y el premio se redujo a una vuelta al ruedo. Una pena...

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Hoy: Toros de Zalduendo, para Enrique Ponce, Javier Conde y Joselito Ortega.

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Sobre la firma

Antonio Lorca
Es colaborador taurino de EL PAÍS desde 1992. Nació en Sevilla y estudió Ciencias de la Información en Madrid. Ha trabajado en 'El Correo de Andalucía' y en la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA). Ha publicado dos libros sobre los diestros Pepe Luis Vargas y Pepe Luis Vázquez.

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