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Crítica:FERIA DE MÁLAGA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Toreo auténtico

Antonio Lorca

Hubo toreo de verdad, naturales largos, bellísimos, que dibujó un torero valiente e inteligente llamado Miguel Angel Perera. El contraste lo protagonizó El Cordobés, cuya actuación fue un castigo para la afición, Y el caso de El Fandi es aparte: su sola presencia desborda el entusiasmo y él se vuelca con su público. Su toreo dice poco, pero sus muchos partidarios se consideran testigos de gestas históricas. Un hombre con suerte... Y hubo algo más: la corrida fue impresentable, impropia de una plaza de primera categoría, y, además, inválida, mansa y descastada. Total, que si no es por Perera...

Es éste un torero serio que tiene en su cabeza una concepción de la más pura ortodoxia taurina. Asienta las zapatillas en el albero, carga la suerte, y se deja llegar los pitones a la taleguilla, de tal modo de que son pocos los pocos los toros que se resisten al imán de su poderosa muleta. Así, obligando a embestir a su soso primero, trazó tres tandas, dos por la izquierda y una por la diestra, del toreo más puro, largo y profundo. Una obra de arte surgida de un torero valentísimo y maduro. Mató mal y se esfumó el triunfo, pero ahí quedó el aroma del buen toreo, del toreo de siempre...

González/El Cordobés, El Fandi, Perera

Toros de Manuel González, muy mal presentados, mansos, inválidos y descastados. Manuel Díaz El Cordobés: tres pinchazos y un descabello (palmas); estocada baja (oreja); El Fandi: estocada trasera y un descabello (oreja); pinchazo y casi entera (ovación). Miguel A. Perera: dos pinchazos -aviso-, pinchazo y casi entera (ovación); estocada trasera (palmas). Plaza de la Malagueta. 15 de agosto. Octava corrida de feria. Lleno.

No pudo redondear su tarde en el último, una birria de toro, mejor presentado que los demás, pero de peor condición, descastado y brusco. Se jugó el tipo, probó con ambas manos y se justificó sobradamente. No fue posible el toreo, pero quedó constancia de que Perera es un torero que tiene cosas que decir y las dice.

El reverso de la moneda corrió a cargo de El Cordobés, torero muy popular, pero heterodoxo hasta la vulgaridad. Inválido y tullido fue su primero y allí se entretuvo en hacer alardes ante un cadáver. Más vida tenía el cuarto y, entonces, el torero descubrió sus artes: toreo acelerado, despegado, bullanguero y frívolo. Y no faltó el salto de la rana, ¡Horror!

Nadie le ha regalado nada a El Fandi. Es verdad; pero ya ha tenido tiempo de templar su toreo, de aprender una correcta colocación, a cargar la suerte y alargar los pases. Pues, no. Lo da todo en el ruedo: largas cambiadas, quites por ajustadas chicuelinas, espectacular siempre e irregular en banderillas, y esforzado y vulgar con la muleta. Destemplado y movido se mostró ante su soso primero, y sorteó con oficio la brusquedad del quinto. Con su esfuerzo se gana, eso sí, el apoyo incondicional de su enfervorizado público, nada exigente con su ídolo.

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Hoy: toros de Sayalero y Bandrés, para César Rincón, Sebastián Castella y Salvador Vega

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Sobre la firma

Antonio Lorca
Es colaborador taurino de EL PAÍS desde 1992. Nació en Sevilla y estudió Ciencias de la Información en Madrid. Ha trabajado en 'El Correo de Andalucía' y en la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA). Ha publicado dos libros sobre los diestros Pepe Luis Vargas y Pepe Luis Vázquez.

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