"Apareció el duende"
Nada más subir al escenario para recoger la Lámpara Minera, el trofeo que acredita a Juan Pinilla (Granada, 1981) como ganador de la edición número 47 del Festival Internacional del Cante de las Minas, el pasado del joven cantaor granadino se erigió en protagonista de sus palabras. "Vengo de una familia humilde, trabajadora. Quiero dedicar este premio a las víctimas de la siniestralidad laboral porque en un sitio como La Unión, donde tantas muertes hubo en la mina, no puedo más que recordar esta tragedia viviendo en una de las provincias donde más víctimas ha habido en los últimos años".
Pinilla, criado en el municipio de Huétor Tajar y que ha vivido en su propia familia una tragedia de estas características, recordó que el flamenco nace de la humildad, del pueblo, y que cualquier lugar es bueno para "tratar de mejorar una sociedad de la que a veces reniego".
La noche del 11 de agosto de 2007 cambiará la vida del cantaor, pero no la del joven que desde su infancia se ha labrado una meteórica carrera en el mundo del flamenco. Nadie dudaba en Granada de que Juan Pinilla estaba condenado al éxito. Los más diversos escenarios de la ciudad han disfrutado de su voz, siempre acompañada por la magistral guitarra de Luis Mariano. Además, Pinilla siempre ha estado dispuesto a echar una mano al que se le ha acercado. Desde resolver de urgencia una programación a participar en todo tipo de recitales benéficos. "Hay que estar a las duras y a las maduras y siempre junto a la gente que te quiere".
No es mala filosofía de vida la del granadino, que desde hace años se ha ganado la admiración y el cariño de su ciudad, que esperaba ansiosa a que volviera con su lámpara, la que se le había escapado en las tres anteriores ediciones del festival, donde recibió los premios por malagueñas y jabera, cartageneras y murcianas. "Cuando terminó la actuación el pasado sábado me fui con mi cómplice a dar un paseo en coche para despejarme. Sabíamos que todo había ido muy bien, que habíamos estado muy cómodos, que apareció el duende. Después, al oír mi nombre noté un estallido", recuerda.
Tampoco olvidó en el apartado de dedicatorias a su familia, que siempre le ha apoyado, ni a Manuel Ávila, el primer granadino que se alzó con el premio. "Mi primer recuerdo relacionado con el flamenco aparece cuando tenía 11 años e imitaba en la soledad del niño que era a los cantaores que más gustaban en mi casa. También recuerdo cuando mi padre me llevó por primera vez a un festival, el flamenco en directo me impresionó a niveles muy grandes. Desde entonces prácticamente he vivido para esto", rememora Pinilla, que apenas ha dormido y que no para de recibir felicitaciones procedentes de medio mundo en su teléfono móvil. "Hay gente que no sé quién es y me pregunta si me acuerdo de esto y de aquello, estoy un poco abrumado", se sincera.
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