Vuelve la 'Bestia'
Baptista, que se esfuerza por permanecer en el Madrid, ha recuperado la fe en su pegada
"Estoy muy bien", dijo Julio Baptista con una sonrisa llena de dientes perfectos. Caminaba por el campo de entrenamientos de Brasil en Puerto de la Cruz bajo un sol abrasador y, poco a poco, se sacudía la neblina de Londres. "Dunga", explicó, "me pone donde me encuentro más cómodo: por detrás del punta".
Faltaban dos días para que Brasil se enfrentase a Chile en los cuartos de final de la Copa América y el jugador presentía que le esperaba una semana vibrante. No se equivocaba. Con tres goles en tres partidos -Chile, Uruguay y Argentina-, Baptista se transformó en el héroe de la conquista del torneo suramericano.
Cuando regresó a España, le esperaba Schuster, el nuevo técnico del Madrid, con nuevos planes. Schuster buscaba otro media punta: Kaká, Ballack o Sneijder. En principio, no contaba con él. Pero dos semanas han servido para sembrar de dudas al alemán. El mercado de fichajes también ha experimentado un cambio.
"La Copa América le hizo sentirse importante. Esto le está ayudando", afirma Monchi
Hasta hace unos días, Baptista era el jugador de la plantilla madridista mejor cotizado, según las ofertas que recibía el club. Hoy, ese escenario no existe. El intermediario que se pasea por los clubes de Italia en nombre del Madrid, Ernesto Bronzetti, aseguró ayer que las posibilidades de colocar al brasileño en otro club se desvanecen: "El Milan quería un media punta. Hubo una oferta por Baptista. Pero ahora ha fichado a Pato. Ya no le necesitan".
Hoy, en el Sánchez Pizjuán, su antiguo feudo, el chico al que apodaron Bestia tendrá la última oportunidad de hacer valer su reputación. Sólo tendrá que demostrar lo que viene anunciando desde que explotó en Venezuela: "Yo valgo para el Madrid".
La selección le sirvió de terapia para superar dos años adversos. Uno con Luxemburgo y López Caro en el Madrid, otro con Wenger en el Arsenal. En los dos casos los entrenadores le colocaron entre la defensa y la media punta. Sin muchas posibilidades de irrumpir en el área. Siempre por detrás de dos o tres atacantes que gozaban de un trato prioritario para el técnico. "Lejos de la felicidad", como dice él, "que es el gol".
En el Madrid, en la temporada 2005-2006, marcó ocho goles en 32 partidos de Liga. En el Arsenal, en la 2006-2007, hizo tres en 24. Las cifras se alejan de su mejor versión, la que exhibió en Sevilla entre 2003 y 2005: 38 goles en 63 partidos.
El hombre que le descubrió, Ramón Rodríguez, Monchi, es el director general del Sevilla. Hoy le verá sobre la hierba con la esperanza generosa de que su ex empleado recupere la senda. "Julio tiene unas características especiales", explica; "se trata de la potencia, la llegada y el remate. Todo lo que sea alejarle del área no es beneficioso para él".
Monchi cree que los técnicos que ha tenido últimamente no le han ayudado. Sin embargo, observa síntomas de recuperación: "Baptista ha sido el jugador más regular en los últimos dos partidos del Madrid. Ante el Deportivo consiguió un golazo. Jugó por detrás del punta [Soldado] y allí es donde mejor se desempeña".
"Su rendimiento", prosigue Monchi, "depende mucho de la confianza que depositen en él. Tiene que sentirse importante. La Copa América le hizo sentirse importante. Eso le ayudó a llegar bien al Madrid".
Baptista quiere luchar por quedarse. A sus 25 años se siente preparado. "En Inglaterra, al principio, el juego era tan rápido que no podía ni pensar", recuerda; "en el Arsenal aprendí a moverme entre líneas para recibir el balón donde había espacios libres, para tener una décima más. Eso me va a servir ahora".
Su musculatura, el lomo de búfalo que inspiró a los que le llamaron Bestia, armoniza extrañamente con su vocación de poeta. Baptista dice que en las concentraciones canta canciones "románticas" acompañando su voz de un instrumento de cuerdas parecido a una guitarra que maneja con acierto. Al verle, tan creativo y espiritual, los técnicos dudan de su fiereza en los últimos metros. Cometen un error. Como dijo Gilberto Silva, el capitán de Brasil: "Si él descarga y pisa el área, el centro es siempre suyo".
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