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El cambio del PSM

La ejecutiva del 'Liverpool'

La lista aprobada ayer, la más joven y paritaria de la historia del partido, se fraguó toda una noche en un salón de nombre inglés

No hubo pactos, cuotas de familia ni saldo de deudas pendientes. Más reducida, más joven, paritaria y con un perfil técnico muy marcado. Tomás Gómez, el nuevo secretario general de los socialistas madrileños, ha configurado una ejecutiva renovada en el 88% de sus miembros, que pasan de 39 a 25. Una mutación de la columna vertebral del PSM crucial para estructurar la idea de renovación que ha vendido a los militantes.

Ayer, los 770 de los 834 delegados acreditados brindaron un apoyo del 76,22% a la lista de nombres que Gómez presentó para ocupar los sillones de su ejecutiva. Una relación escrita en un folio que no sabía nadie y que se fue desvelando poco a poco, entrevista a entrevista, hasta las siete de la mañana.

¡Quintana está dentro del despacho!, exclamaban excitados los implicados

Especulaciones y quinielas para una larga noche. Sonaron para la presidencia la ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, el ex alcalde de Madrid, Juan Barranco, y el diputado regional José Quintana. Se cayeron todos. "¿Tú sabes algo?", se preguntaban unos a otros los futuribles. Pero esta vez, Tomás El Hermético, como le llama Trinidad Jiménez, no soltó prenda y los interesados estuvieron en vilo hasta que fueron invitados a visitar al nuevo jefe en el salón Liverpool del hotel Auditorium. Allí les esperaban dos salas contiguas con un montón de botellas de agua vacías, papeles convertidos en una bola rodando por los baldosines y una mesa de juntas ovalada.

Poco antes de las tres de la madrugada, hora de cierre, uno de los uniformados camareros del Corner's Bar del hotel disminuía la intensidad de la luz. En los butacones rosas aún quedaban algunos grupos con un vaso largo en la mano y un emblema rojo en el pecho. Eran delegados del congreso extraordinario. Los últimos en marcharse a casa. Los que aún no habían sido recibidos en audiencia por Tomás Gómez, que ya acumulaba tres horas de antigüedad en el cargo.

David Lucas, concejal del Ayuntamiento de Madrid, era uno de los recién salidos del bar que se quedaron deambulando por el vestíbulo que separa el salón Liverpool, despacho improvisado de Gómez -que no durmió en toda la noche- y el Corner's Bar. "¿Sabéis algo?", preguntó a los escasos corrillos que vagaban por el hotel. Pero todavía no era su turno. "Empiezo a tener sueño", se quejaba mientras cuatro chicos de las Juventudes Socialistas planeaban colarse en una boda cercana.

Los nuevos nombres, escritos en un folio, fueron desvelados poco a poco

Antonio Carmona y una pequeña corte de amigos se levantaban en ese momento, casi en bloque, para recibir la noticia de su inclusión. Carmona era el único que no mostraba ninguna duda sobre su candidatura. Hombre de saludo fácil, era el penúltimo en entrar en la improvisada sala de reuniones de Gómez. Y aún quedaba el solitario David Lucas.

Poco antes que Carmona, entraron a hablar con el nuevo secretario general el diputado regional José Quintana y el alcalde de Alcorcón, Enrique Cascallana. Sus nombres no figuran en la nueva ejecutiva, pero Gómez quiso contar con su opinión como pesos pesados del socialismo regional. Gran revuelo. "Quintana es un hombre al que me gusta escuchar", confiesa Gómez. "¡Quintana está dentro del despacho!", decían excitados los implicados en la confección de la lista.

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Para entonces, ya se conocían casi todos los nombres. Lucas aún esperaba. Y ya no quedaba casi nadie en el hotel. "A veces la confianza tiene esas cosas", comentó al día siguiente Gómez tras haberle designado finalmente como miembro de la ejecutiva. A las cinco de la mañana, ya con Lucas durmiendo, Trinidad Rollán, ex alcaldesa de Torrejón, recibió una llamada en su casa. Su hija pequeña no se lo tomó bien. "¡Nos has despertado a mí y a la niña!", exclamó Rollán. Después, cuando supo el motivo de la llamada, se le pasó el enfado. Todo estaba ya preparado para colgar la lista en el corcho. Eran más de las siete de la mañana.

A las 10.30 de ayer, cientos de delegados hacían cola para depositar su voto. El hotel Auditorium estaba mucho más concurrido que el día anterior: era fiesta y venía Zapatero para redondear el programa matutino y cerrar el congreso. La ejecutiva confeccionada por Gómez gustaba a la concurrencia. Casi al completo. "Bueno, a mí el nombre de Antonio Carmona me chirría un poco si lo que se quería era renovar. No lo entiendo mucho", comentaron varios cargos socialistas.

Los miembros de la ejecutiva salieron al estrado saludando entre aplausos y arropados por una musiquilla de pasarela. Contentos y aseados. A casi ninguno se le notó la noche en vela ni los ires y venires entre el Corner's y el Liverpool.

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