Más toque, menos sudor
La plantilla del Madrid ensalza el método de Schuster, que prima el balón sobre el físico
Ha empezado la era Schuster. Ha sido, curiosamente, en el mismo sitio donde también empezó la era Capello. Fue la temporada pasada. Pero más que doce meses parece que haya pasado un siglo. Tanto, que al lado del campo de entrenamiento, donde hace un año sólo había campos de tenis y un pequeño lago, han aparecido de la nada siete casas prefabricadas. A algunas les queda todavía algún detalle por terminar. Pero las bases están echadas.
Lo mismo pasa con el Madrid. Ramón Calderón pidió "excelencia" y "juego entretenido" para el público el día de la presentación de Schuster. El técnico alemán se lo ha tomado en serio y en un solo día ha revolucionado las sesiones de entrenamiento y los hábitos a los que estaba acostumbrada la plantilla. Guti ha sido el primero en darse cuenta. "Sin duda ha habido un cambio de filosofía importante. Estamos tocando mucho el balón. Eso no quiere decir que no hagamos trabajo físico, pero mezclando las dos cosas es como el futbolista se siente más a gusto", analizó el segundo capitán blanco.
Guti: "El Barça tiene nombres, nosotros un equipo; si el técnico lo sabe llevar, funcionará"
Guti no habla de filosofía en abstracto, sino de cosas reales. ¿Cómo qué? El trabajo físico era el pilar en el que se basaba el proyecto deportivo de Capello. Eso se traducía en carreras kilométricas -unos 5.000 metros diarios en cinco series de 1.000- que él mismo vigilaba, cronómetro en mano, con la ayuda de su inseparable preparador físico. El técnico italiano intentó exportar el modelo futbolístico que había heredado en el calcio. Trabajo físico, trabajo físico y más trabajo físico. Y es que el cuerpo técnico sostenía que en el fútbol moderno ya no existen grandes diferencias entre un equipo y otro. "Así las cosas", decían, "hay que primar lo físico para destacar y poder aguantar una temporada entera jugando dos partidos a la semana".
Bernd Schuster y su segundo técnico, Manolo Ruiz, quizás piensen lo mismo. Pero no lo demuestran con tanta efusividad. Guti y el resto de sus compañeros no debieron de creerse ayer lo que vivieron en el primer día de entrenamiento. El trabajo físico acompañó al trabajo con balón. Es decir, lo primero no excluyó lo otro. Ésa es la nueva filosofía de la que habla Guti. Carreras, abdominales y estiramientos, pero también mucho fútbol: rombos y partidillos en los que Schuster pedía que la pelota circulase rápido. Mientras Capello se alejaba para observar las cosas de una perspectiva distinta, ocultado debajo de una gorra, y sólo intervenía para corregir alguna que otra cosa, Schuster participa activamente en cada ejercicio.
Guti reconoció ayer que el vestuario ya había asimilado la salida del técnico italiano -pese a que él había sido uno de los jugadores que había pedido públicamente la continuidad de Capello-. "Lo hemos digerido. La directiva y la gente que manda en el club decidieron traer a Schuster... Nosotros estamos contentos con él, ha venido con muchos ánimos y tenemos que apoyarle", matizó. De momento, el futbolista comparte la misma idea que su técnico. Ambos creen que el título de Liga conseguido con Capello ha quitado presión al equipo y eso les ayudará a trabajar con más tranquilidad. "Me parece muy bien todo lo de la excelencia, del espectáculo... A Schuster le gusta jugar bien, pero también defender. Hay que hacer una mezcla de las dos cosas porque, al fin y al cabo, lo que importa es el resultado, sobre todo en un club como el Madrid", advirtió.
Guti confía mucho en sí mismo -"venga quien venga yo se lo voy a poner difícil"- y en el grupo que se está construyendo. "El Barça tiene nombres. Nosotros somos un equipo, y un equipo, si el técnico lo sabe llevar, funciona sin grandes nombres", sentenció.
Acababa de bajar del autocar (el campo de entrenamiento está a un par de kilómetros del hotel). Estaban todos, menos uno. Schuster decidió subir andando. La bicicleta que utilizaba Capello ya no estaba.
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