Calvas y 'FIBevolución'
Benicàssim demuestra un año más su arte para huir del enquistamiento en las propuestas
Benicàssim es una de las pocas cosas que podrían enlazar a Fangoria y a Brian Wilson (Beach Boys). Benicàssim, la música y un escenario, el llamado "verde", sobre el que cada noche pasan los cabezas de cartel de cada jornada del FIB. Y van 13 años. Más de una década en la que apenas ha habido algún amago de enquistamiento artístico. Sí, ha habido años con repeticiones pero siempre con evolución, como la de Albert Hammond Jr., que vino con The Strokes y volvió ayer para exhibir la que está siendo su carrera en solitario. Alejado de "Échame a mí la culpa de lo que pase" paterno fue el preludio de una noche que se aventuraba larga con la The B-52?s y Artic Monkeys como platos fuertes ya de madrugada. Hammond Jr inauguró la programación del escenario grande demostrando que su banda madre ha perdido grandes canciones. Todo pese a que sobre el recinto amenazaba un aire con fuerte olor a lluvia.
Fangoria hizo suyo un concierto de extremos. Alaska puso el broche con fusión ante el éxtasis colectivo
Y es que la organización del festival hace años que se ha desinhibido de los prejuicios a la hora de programar. Siempre con la calidad como base pero sin problemas para incluir bandas de referencia, grupos de culto o artistas que fueron la base de quienes ahora ocupan los mp3 de la mayoría de los jóvenes fibers. Por Benicàssim, no se ven estos días demasiados aparatos de audio porque el bañador y las chanclas componen el atuendo diurno y la playa es un buen lugar para dejar descansar los oídos. Claro que también hay quien se duerme con el hilo musical del supermercado, mientras otros acumulan provisiones. Saben que en el recinto pueden entrar hasta un kilo de comida y medio litro de bebida no alcohólica pero en la zona de acampada no hay ningún limite. No se ven mp3 pero sí muchos teléfonos móviles que se alzan con los temas estrella, sirven de inmortalizadores y ayudan, más que nada en el mundo, a localizarse en un recinto de más de 100.000 metros cuadrados. Sobre todo, los mensajes por móvil. Para que todos ellos funcionen se han instalado dos antenas de telefonía extras.
Quienes no precisaron ayer de psicodelia fueron Os Mutantes, una muestra más de la Fibvolución que para la ajetreada y diversa tarde de ayer programó dos grupos brasileños y otros dos suecos. La primera parada obligada fue con los británicos The Clientele, exquisitos pese a lo intempestivo del horario, las 17.30. El inapelable listado de heats de los hispanos Astrud, incorporados a última hora, ayudó a subir la temperatura de la carpa y a confirmar su gran progresión en directo. Con todo, en una jornada de acusados vaivenes geográficos, el protagonismo recayó en el tropicalismo pata negra de los brasileños OS Mutantes, retomando, muy dignamente, la encrucijada sonora que ayudaron a forjar a finales de los 60 en su país. Un país, por cierto, del que también proceden Sansei de Ser Sexy, quienes habitan en las antípodas estilísticas, aferrados a un histriónico electropop que no siempre termina de cuajar en escena. Menos exotismos irradian los suecos Peter Björn & Jhon, poseedores de un irregular temario.
Quién iba a decir que estarían en un festival que, durante años, algunos quisieron limitar y por el que ya han pasado Charlatans, Björk, The Cure, PJ Harvey, Radiohead, Chemical Brothers, Suede, Moby y Daniel Johnston, Morrisey, Nick Cave o Madness. Tan ecléctico como la noche del viernes, cuyo cierre corrió a cargo de unos Fangoria que no dieron tregua a la hora de reforzar el factor festivo del FIB. Fue el suyo un concierto de extremos: abundante material de su último álbum y recuperaciones añejas, como Rey del Glam o Quiero ser santa, y sin espacio alguno para los temas de sus mejores discos, los del último tránsito de década. Rítmicamente inmisericorde, Alaska puso el broche con un fusión en vivo entre Retorciendo palabras y Así me gusta a mí, de Ximo Bayo ante el éxtasis colectivo. Vivir para ver.
Poco antes J Mascis, el hombre de los solos de guitarra incendiarios había vuelto a sentar cátedra al frente de los primigenios Dinosaur Jr. Otros más veteranos aún, Devo, mostraron la vigencia de su fresco y descacharrante tecnopop nuevaolero al tiempo que la carpa Fiber fib.com literalmente reventada para ver a unos contagioso The Rapture y unos discretos Claxons.
Y es que el público también ha cambiado y la internacionalización del FIB también ha provocado un cambio de costumbres que puede comprobarse a diario en el mismo recinto. Los ingleses, que copan un alto porcentaje de los visitantes, están optando por grupos concretos y muy actuales, lo que hace que las tres carpas que cobijan los tres escenarios de menor dimensión resulten pequeñas, mientras la gran explanada del escenario verde presenta calvas que, a veces, se corresponden con las de quienes actúan.
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