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Crítica:FERIA DE SAN FERMÍN
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

'Lasciate ogni speranza'

Se le olvidó a Dante Alighieri el incluir en su descripción de los diferentes círculos que conforman el infierno el de esta tarde de toros en Pamplona. La temperatura era similar a la que debe de hacer en las calderas de Pedro Botero, por buscar una referencia más castiza; los esperados toros de Bañuelos, que constituían novedad este año, parecían demonizados por un estigma que les hizo lesionarse en el ruedo de manera grave, vaya usted a saber por qué -desde luego, la Casa de la Misericordia pamplonesa debería contratar a Sherlock Holmes y tratar de averiguarlo-; El Cid tuvo que pasar a la enfermería con un fortísimo golpe en el esófago que ojalá no tenga mayores consecuencias, causado por un toro que pareció demostrar un instinto asesino a la hora de buscarle el cuerpo. A todo esto, la música de las charangas no se hacía precisamente apetecible de oír en estas condiciones, pareciendo subrayar este clima infernal, que otros días alegran.

Bañuelos / El Juli, El Cid, Castella

Toros de Antonio Bañuelos, bien presentados, de flojísimas extremidades. Se lesionaron segundo, tercero y sexto en el transcurso de la lidia. Los dos primeros fueron sustituidos por dos sobreros de Peralta, de aceptable juego. El Juli: estocada trasera (silencio); pinchazo, media y descabello (silencio).El Cid: cuatro pinchazos y tres descabellos (aviso y silencio); metisaca y tres cuartos de estocada (silencio). Sebastián Castella: tres pinchazos y cuatro descabellos (silencio); Estocada caída y trasera (ovación) Plaza de toros de Pamplona.13 de julio. Novena de feria. Lleno.

La cosa empezó más o menos como lo va a hacer en infinidad de plazas de España este verano: El Juli pegando pases a un toro que apenas se tenía en pie, pero que no acusó más lesión que la de esta falta de fuerza... Lo cierto es que no se puede juzgar la labor de un torero si la ha efectuado con un toro de estas características, por muy buena voluntad que Julián pusiera en ello.

El segundo de la tarde parecía repetir al capote, y también la poquita fuerza de su hermano. Tampoco dio ocasión de confirmar todo ello, porque se lesionó sin aparente mayor motivo la pata izquierda, lo que hace pensar en un fuerte calambre más que en otra cosa. Veterinarios tienen las plazas de toros para esclarecerlo, como doctores la Iglesia. Salió en su lugar un sobrero de Peralta al que El Cid hizo bueno a base de respetarle su querencia a tablas y de torearle en función de ellas. Parecía que el designio infernal se quedaba ahí, porque, si no en el cielo, sí nos situó el torero de Salteras en el agradable limbo de su toreo por la derecha, de nuevo templado y cadencioso, en otra nueva exhibición de maestría. En qué momento se encuentra Manuel Jesús: le sirve todo. El infierno regresó en unos inoportunos pitidos que se escucharon, justo en el momento de mayor concentración previo a ejecutar la suerte de la verdad. Le desconcentraron completamente y ya no dio pie con bola. A su segundo, lo dejó casi crudo en varas, tratando de prevenir en lo posible lo que ya le había ocurrido a dos toros. El burel embistió a la muleta con infernal violencia, y su manera de buscar carne no fue, desde luego, la de un toro normal. Era más bien diabólica. Se estuvo pensando El Cid, después del tremendo golpe que se llevó al caer tras el golpe que se llevó, si ir a la enfermería o quedarse, porque no parecían nada claras las consecuencias físicas del mismo. Su honra torera le hizo quedarse para matar al infernal marrajo.

El sobrero de Peralta, que le salió a Castella en primer lugar tras lesionarse el toro titular, era potable. En los inicios de faena pareció desconfiar, pero al ver que no hacía nada feo, y se nos permitió otro pequeño reseso de toreo, aunque de factura un tanto irregular. Dos series buenas se alternaron con pases sueltos y algún enganchón. Cuando Sísifo- Castella iba a culminar su trabajo con el estoque, otro demonio impertinente se interpuso entre el francés y el toro trocándose aquello en una infernal escabechina de pinchazos y descabellos. El Juli hizo lo que pudo el hombre, con el justito torete que le salió en quinto lugar, que fue complacer a las peñas yendo a torear a sus tendidos. "En el sexto, Castella nos resarce de todas las penurias, seguro", pensaba algún iluso. Cuando su disposición era mayor y el toro parecía que le iba a servir para ello, va y se lesiona en una mano, justo cuando acudía desde lejos al cite del pase cambiado que el francés le proponía: Lasciate ogni speranza.

La corrida de hoy. Toros de Victorino Martín para Pepín Liria, Antonio Ferrera y Fernando Cruz. Digital + retransmite el festejo a las 18.30.

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