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Reportaje:

La guerra de los bañadores

Villaécija y Lorente, entrenados por el destituido Fortuny, dicen que podrían perderse Pekín 2008 por su enfrentamiento con la Federación

Si nadie lo remedia antes, Érika Villaécija y Eduard Lorente, dos de los mejores nadadores españoles, difícilmente acudirán a los Juegos de Pekín. A poco más de un año para la gran cita olímpica, Villaécija, cuarta clasificada en los 800 y los 1.500 metros en el pasado Mundial de Melbourne, y Lorente, campeón de Europa de los 50 metros libres, han dicho basta. No aguantan más. Están hartos de la guerra de guerrillas que libran desde hace meses con la Federación Española de Natación y con Maurizio Coconi, su director técnico, y que ayer hicieron pública, en un intento desesperado de "solucionar el problema". "Ahora mismo, no me veo capaz de afrontar un año más con peleas", señaló Villaécija, antes de romper a llorar y confesar que se había planteado dejar la natación.

A Villaécija le reclaman 6.000 euros y a Lorente 4.500 por no usar el bañador oficial
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El problema se llama Joan Fortuny, aunque, esta vez, haya adoptado forma de multas. Las que la Federación impuso a Villaécija y a Lorente por no competir con el bañador oficial en Melbourne: 4.500 euros a Lorente, 6.000 a Villaécija. Ambos sufren las consecuencias de una decisión: la de seguir entrenándose con Fortuny, despedido por la Federación por unas declaraciones sobre el pobre papel de la selección en el Mundial. Fortuny lo asume, pero solicita diálogo: "Les perjudica haberme apoyado; si hubieran aceptado el cambio de entrenador, nada de esto habría pasado. Me hago responsable, pero si la Federación tuviese voluntad, que no existe, podríamos sentarnos para buscar una solución".

Un portavoz de la Federación señaló que, por ahora, no se pronunciará sobre este caso. Tras el Mundial, el organismo hizo públicas sus decisiones y, desde entonces, y según Fortuny y sus nadadores, los abogados son la única conexión que mantienen. "El patrocinador reclama a la Federación 1.000 euros por cada prueba que no se nade con su marca, pero ésta añade un recargo de 500 euros. No es normal que la Federación haga negocio con sus nadadores", señaló Fortuny. "El bañador es para nosotros como las zapatillas en atletismo; no podemos competir con uno con el que no nos sentimos a gusto", abundó Lorente, a quien la Federación retiró su beca por las críticas que le dirigió durante el Mundial.

"Yo sólo quiero tener la seguridad de que en septiembre sabré lo que tengo que hacer hasta los Juegos y que no estaré sola. Ahora no me siento apoyada por el director técnico [Coconi], que ni siquiera me habla", apuntó Villaécija. "Lucharé por hacer la mínima y estar en Pekín, pero, en esta situación, se hace muy duro entrenar". "Así, es muy difícil que puedan llegar a los Juegos; su rendimiento ha bajado", concluyó Fortuny.

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