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Entrevista:JESÚS SANZ | Director general de Casa Asia

"Vamos a poner en el mapa a Asia central y a los países del Pacífico"

Jesús Sanz, de 43 años, madrileño, se ha hecho cargo del timón de Casa Asia justo cuando la entidad acaba de cumplir cinco años de su fundación. Ha llegado a Barcelona con una agenda llena de ilusiones y proyectos, entre los que se encuentra extender la red de Casa Asia por otras ciudades de España y focalizar la atención sobre dos objetivos prioritarios: Asia central y los países del Pacífico. Este diplomático de carrera, ex responsable de asuntos políticos de la Embajada española en Pekín y director del departamento de Asia en el gabinete del Ministro de Asuntos Exteriores, dio ayer una primera lección de tacto político cuando presentó parte de su programa en un muy aceptable catalán.

"Se hará una guía de las comunidades asiáticas en España, empezando por la china"

Pregunta. ¿Este catalán ha sido fruto de la inmersión lingüística?

Respuesta. La inmersión no ha hecho más que empezar. Conozco bien Cataluña, tengo amigos, veraneaba aquí de pequeño y mi primer destino como diplomático en prácticas al terminar la carrera fue ayudar a organizar los protocolos de las Olimpiadas en 1992. Fui destinado a Sant Sadurní d'Anoia. Estuve en las instalaciones de hockey sobre patines. ¿Qué le parece? El catalán lo entiendo, lo leo y espero poderlo hablar mejor de lo que hablo el chino mandarín.

P. Tan sorprendente como su catalán es su carrera profesional. ¿Usted no iba para profesor de matemáticas?

R. Siempre me gustaron las matemáticas. Cuando terminé el bachillerato en el Liceo Francés de Madrid estudié matemáticas y acabé dando clases de Econometría y Estadística en la Universidad Politécnica de Madrid. Pero cambié de orientación cuando viajé a Estados Unidos a preparar mi tesis doctoral. Dejé las clases. Quería conocer mundo. Viajar. Pertenezco a una familia de funcionarios. Ellos me aconsejaron que aprovechara los idiomas que hablaba. Hice oposiciones para diplomacia. Mi primer destino fue en el África negra, Mozambique, luego cooperación con Iberoamérica, París, Pekín, Madrid y ahora Barcelona.

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P. ¿Y ahora qué va hacer?

R. Mi objetivo es continuar acercando la realidad asiática a España. Continuar con los proyectos que mi predecesor Ion de la Riva puso en marcha y que tan buenos resultados ha dado. Pero continuar no quiere decir que no haya innovaciones. Entre los nuevos proyectos está convertir Asia central y los países del Pacífico en nuevos ejes de actuación de Casa Asia. Desde la caída de la URSS, China, Rusia y Estados Unidos se disputan la influencia sobre los yacimientos de petróleo y gas de esta región. Vamos a poner a Asia central en el mapa. Lo mismo vamos a hacer con los países del Pacífico. Pero además vamos a tratar de extender nuestra red de centros a otras ciudades de España, más allá de las sedes de Barcelona y Madrid. Todo ello sin olvidar China o India, a la que vamos a dedicar 2008.

P. ¿Contempla en estos proyectos a los colectivos de inmigrantes asiáticos asentados en España?

R. La inmigración es una parte de nuestra realidad. Es necesario integrar a los inmigrantes asiáticos. Pero queremos hacerlo de la mano de los ayuntamientos de Barcelona y Madrid, de la Generalitat y del Ministerio de Asuntos Exteriores. Lo primero que queremos hacer es conocer el estado de la cuestión; hacer una fotografía de las comunidades asiáticas. Vamos a establecer quién es quién, de dónde vienen, cuáles son sus gustos, cuándo son sus fiestas o sus comercios. Una vez tengamos todo esto veremos entre todos lo que hacemos. Vamos a hacer una guía de las comunidades asiáticas en España. Empezaremos por las comunidades chinas de Madrid y Barcelona, para continuar con las paquistaníes de Cataluña.

P. ¿Con qué medios cuenta para hacer todo eso?

R. Somos 35 personas en plantilla, a los que hay que sumar los contratados; en total unas 60 personas. Tenemos un presupuesto anual de seis millones de euros, pero nunca es suficiente. Necesitamos más dinero. Vamos a pedirlo argumentándolo con nuevos proyectos.

P. ¿Esto es también diplomacia?

R. Desde luego. El conjunto de casas configura lo que se llama la diplomacia pública. Es la diplomacia más moderna. Es decir, una diplomacia menos clásica, más alejada de los salones, de los grandes tratados, pero más abierta a la sociedad civil y al mundo globalizado.

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