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El SEA anticipa los cambios políticos en las otras instituciones de Álava

La renovación de la patronal confirma el ocaso de la influencia del PP

Pedro Gorospe

El cambio en la relación interna de fuerzas que se produjo el jueves en la asamblea general de la patronal de Álava (SEA Empresarios Alaveses) reflejó los movimientos que las elecciones del 27-M van a producir en el resto de de las instituciones políticas y financieras de la provincia. Aunque el control de la Diputación está todavía sin decidir, se impone un nuevo ciclo político después de ocho años de gobierno del PP.

Las elecciones municipales y forales del pasado mes de mayo no dieron un vuelco al escenario alavés, pero sí confirmaron el desgaste del PP. Perdió el Ayuntamiento de Vitoria ante el PSE y ganó a los socialistas por sólo 165 votos en las Juntas Generales, pero a costa haber abierto en los últimos años una brecha insalvable con sus antiguos aliados constitucionalistas por el cuestionamiento permanente de su política sobre ETA.

Ese distanciamiento se hizo notar en ambas instituciones, pero se trasladó también a otras como el SEA, paralizado prácticamente desde hace dos años, y a los órganos de gobierno de la Caja Vital. El acuerdo forjado por populares y PSE en 2000, en plena época de Lizarra, para arrebatar el control de la entidad al PNV, se ha convertido para los socialistas en un corsé a la hora de afrontar un proyecto calificado como necesario por la mayoría de los agentes económicos, como es la fusión de las tres cajas vascas.

Los críticos a ese dominio del PP han emergido en primer lugar en la patronal alavesa. En la asamblea general del pasado jueves, el sector oficial sólo consiguió ocho de los diez cargos en disputa. Aunque no consta una vinculacíón directa del presidente saliente del SEA, Carlos Zarceño, con el PP, sí se ha dado una proximidad que se ha llegado a visualizar en momentos puntuales. Tras destituir al anterior secretario general, José Manuel Farto, con quien mantenía una difícil relación, Zarceño quiso nombrar a un cargo del PP para el puesto.

Algo similar pasa con los críticos o renovadores. Salvo el caso del presidente del Vital, Gregorio Rojo, no forman un grupo asignable a unas siglas, sino que se mueven en el entorno social del PNV y PSE. No obstante, pese al impulso de los críticos en la renovación de un tercio de la junta rectora, las fuerzas están en su seno muy equilibradas y no se vislumbra un resultado claro en la sustitución de Zerceño.

La razón que ha movido a un grupo heterogéneo de personas a salir a la palestra es, precisamente, el hastío frente a una situación "de paralización y de tremendo desgaste" que se había generado, al situarse el PP "en una postura de negar cualquier realidad diferente de la suya", señala uno de sus miembros. A este estado de cosas han contribuido también los problemas suscitados en los dos últimos años de la gestión de Carlos Zarceño, que abandonó el cargo el pasado jueves.

Primero fue la salida forzada del anterior secretario general del SEA, José Manuel Farto, por discrepancias con el presidente. Después, en una operación que le salió mal, impuso la destitución como vicepresidente de la junta rectora del máximo mandatario de la Vital, Gregorio Rojo, tras haberlo incorporado a bombo y platillo, y de otro vocal. Finalmente, tuvo que dar marcha a trás al demostrar un estudio jurídico que no actuó correctamente.

En el caso de la Caja Vital, la previsible ruptura de la unidad de acción entre el PP y el PSE sólo se puede ver alterada si el presidente del PNV de Álava, Iñaki Guerenabarrena, no modifica el planteamiento intentar llevar el tripartito a la Diputación. Para evitarlo el PSE tendría que llegar a un acuerdo con los populares.

Un miembro de la asamblea de la Vital elegido por el PNV señalaba ayer que "el cambio de ciclo es evidente y hay que plasmarlo con un cambio de mayorías, porque es precisamente lo que ha votado la sociedad alavesa". Pero la asamblea de la Vital no se renovará hasta marzo y antes hay que resolver otras cuestiones. La primera, la designación del nuevo diputado general. Sin embargo, aun en el caso de que el popular Javier de Andrés consiga el cargo, el cambio de ciclo se impone. Tarde o temprano, esa conjunción de intereses que ahora acerca más al PNV y al PSE en el Ayuntamiento de Vitoria, en la patronal y en la Caja Vital, acabará plasmándose también en la Diputación. "Es cuestión de tiempo", admite un político socialista.

¿Presidenta por días?

La asamblea general del SEA fue un acto de despedidas. Dijo adiós Carlos Zarceño, su presidente, se despidió el diputado general de Álava, Ramón Rabanera y, en cierto modo, se despidió también el vicepresidente primero y mano derecha de Zarceño, Alfonso Sáinz. Sin embargo, la empresa de éste, Muelles Bultzaki, salió elegida por lo que se asegura la continuidad como vocal en la junta rectora.

Pero la batalla era otra el pasado jueves. Sainz sostiene que, como vicepresidente primero, ha de asumir la presidencia en funciones durante los días que tarde la junta rectora en elegir al sustituto de Zarceño. Pero, al haber sido designado directamente por éste, otras fuentes sostienen que no sería lógico ese paso y abogan porque la presidencia sea asumida en el interim por la vicepresidenta segunda, Cristina Ruiz de Apodaca, que obtuvo el cargo por elección en una renovación anterior. De aceptarse esta tesis, sería la primera mujer al frente de una patronal vasca. Aunque fuera por unos días.

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Sobre la firma

Pedro Gorospe
Corresponsal en el País Vasco cubre la actualidad política, social y económica. Licenciado en Ciencias de la Información por la UPV-EHU, perteneció a las redacciones de la nueva Gaceta del Norte, Deia, Gaur Express y como productor la televisión pública vasca EITB antes de llegar a EL PAÍS. Es autor del libro El inconformismo de Koldo Saratxaga.

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