Abbiati, alternativa a Leo Franco en el Atlético

Presto a volver a Europa a cualquier precio, pendiente de la Copa Intertoto, obsesionado con la disputa al menos de la fase de grupos de la Copa de la UEFA para hacer caja y cuadrar sus estudios de márketing, el Atlético de Madrid reforzó ayer "un puesto vital", la portería, con la cesión por un año por parte del Milan, en el que ha actuado siete temporadas, de Christian Abbiati (Abbiategrasso, Italia; 29 años). "Buscamos la competencia en todas las líneas, pero en el marco en concreto necesitamos a gente experimentada y que se pegue por el puesto", argumentan desde el club rojiblanco. El Atlético, que pagó medio millón de euros a la entidad rossonera, también pagará la ficha de Abbiati: 1,4 millones. La anualidad del argentino Leo Franco, 28 goles en 31 partidos, es de 500.000 euros.

El italiano ha pasado por todo: desde el estrellato hasta la indiferencia absoluta

Con Abbiati y su colega luchando por la titularidad, el futuro de Pichu, antes Cuéllar y hasta ahora el segundo guardameta, pasa por el filial. "Nuestra idea es que se foguee más con el Atlético B, que juegue de 30 a 40 encuentros, que asuma los conocimientos de un veterano", explican. Nadie de la directiva defiende la continuidad del recambio casero de Leo Franco. En el mes y medio que el suramericano estuvo lesionado, justo en el tramo final de la Liga, el Atlético tiró por la borda sus posibilidades de clasificarse para la Copa de la UEFA. La guinda fue el set que el Barça le endosó en el Camp Nou con Pichu muy desacertado, sobre todo en el primer tiempo, cuando regaló dos goles de forma inverosímil para un portero de Primera.

El director deportivo del Atlético, Jesús García Pitarch, quiere romper con la tradición de porteros bisoños. Falcón y Pichu, de 23 años, sólo han jugado cinco y ocho encuentros ligueros en las dos últimas temporadas. "Queremos tipos curtidos", zanjan en los despachos del Calderón.

Si algo es Abbiati es eso, un arquero con mil y una vivencias. Su trayectoria, digna de una montaña rusa, no tiene término medio. Ha pasado por todo. Desde el estrellato, desde ser considerado el futuro de la selección azzurra (cuatro encuentros), hasta la indiferencia más absoluta. A su favor, eso sí, un palmarés de campeón: dos Ligas, una Copa y una Champions. Siempre con el Milan. Debutó en la Serie A el 17 de enero de 1999 en un Milan-Perugia (2-1). Todos le señalaban como el relevo natural de Rossi. Hasta que, de repente, en 2002, perdió la confianza. No había manera de que saliera. Ni el psicólogo milanista dio con la tecla. Le empezaron a llamar manos de mantequilla. Dida entró en escena. En agosto de 2005 fue cedido al Juventus como gesto de buena voluntad de Silvio Berlusconi con la Vecchia Signora, que en un duelo entre los dos equipos perdió en un choque fortuito a Buffon. El saldo fue favorable: 9 goles en 19 encuentros. Abbiati pasó de ahí al Torino, en el que en 36 recibió 42. Ayer, tras el reconocimiento médico, Abbiati también pasó por la consulta del podólogo y el nutricionista.

Diego López, al Villarreal

Otro que se reforzó en la puerta fue el Villarreal. Lo hizo con Diego López, dos años a la sombra de Casillas. El portero gallego empezó a ser convocado regularmente en el Madrid en 2005 y esta campaña se consolidó como el segundo de a bordo. López se batirá las habichuelas con Viera, con 56 encuentros en los dos últimos cursos. Barbosa, que ha disputado 21, no termina de convencer al técnico amarillo, Manuel Pellegrini. A su vez, el Valencia ha contratado a Hildebrand, del Stuttgart.