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Reportaje:

Los últimos del mercado

Sólo dos tenderos venden entre las obras del futuro centro gastronómico de San Miguel

Patricia Ortega Dolz

Sigue en su sitio, junto a la calle Mayor. Con su estructura verdosa de hierro fundido y teja roja plana. Tal y como lo concibió el arquitecto francés Alfonso Dubé en 1915. De lejos parece que no le ha pasado nada al mercado de San Miguel, pero de cerca, sí: los andamios cubren parte de sus fachadas, los cristales están rotos y un ejército de obreros entra y sale con carretillas de escombros. El interior de este edificio, catalogado como Bien de Interés Cultural desde 2000, se demuele por dentro cada día a golpe de martillazos.

"Bum, bum...", retumban los paneles de cartón-piedra que desde hace dos meses delimitan los 30 metros cuadrados que ocupan la pescadería y la frutería de José Bonales, de 47 años, y Joaquín Nieves, de 60. Son los últimos de San Miguel. Con resistencia numantina abren cada día los únicos puestos que quedan junto a los cascotes y atienden a sus clientes de toda la vida.

"Nos han acorralado. Un día llegaron y tabicaron todo. Nos han dejado una sola puerta con una escalera por la que las clientas no pueden subir y tenemos que ayudarles con los carros, han cegado los pasillos y el acceso a los baños, no hay salida de emergencia ni manguera de incendios...", dice Nieves, que tiene un contrato indefinido de alquiler desde hace 25 años. Casi como Bonales, que lo alquiló hace 20. Los dos aseguran que los dueños de sus puestos están en negociaciones con los compradores del mercado. El resto de los 72 negocios han vendido ya a la sociedad Gastródomo de San Miguel, que desde hace tres años ha ido adquiriéndolos. Ayer, la presidenta de esa sociedad, Montserrat Valle, visitaba las obras con algunos empresarios implicados en el nuevo proyecto. Será "un mercado del siglo XXI, donde primen la calidad, la higiene, el servicio y la presentación", según un portavoz de la empresa.

A Dubé le encargaron un mercado "moderno". Ahora toca el "mercado de diseño" y un grupo de empresarios "románticos, enamorados de la gastronomía y la arquitectura" ya hacen un casting para elegir "los mejores puestos de Madrid", según el portavoz. Pero se han topado con las de los tenderos, dispuestos a resistir... de momento: "Por la plata baila el mono, que bailen", dicen los comerciantes.

Joaquín Nieves y José Bonales delante de sus puestos en el Mercado de San Miguel.
Joaquín Nieves y José Bonales delante de sus puestos en el Mercado de San Miguel.LUIS MAGÁN
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Sobre la firma

Patricia Ortega Dolz
Es reportera de EL PAÍS desde 2001, especializada en Interior (Seguridad, Sucesos y Terrorismo). Ha desarrollado su carrera en este diario en distintas secciones: Local, Nacional, Domingo, o Revista, cultivando principalmente el género del Reportaje, ahora también audiovisual. Ha vivido en Nueva York y Shanghai y es autora de "Madrid en 20 vinos".

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