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Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Príamo Lozada, comisario del pabellón de méxico en la bienal de venecia

Fundador del Laboratorio Arte Alameda, se distinguió por su apoyo a la creación electrónica y digital

Las muertes imprevistas, repentinas y prematuras, dejan aún más atónitos y desolados. Príamo Lozada tenía 45 años y estaba en su mejor momento, aquel lunes 28 de mayo, cuando por un trágico accidente se cayó del balcón del apartamento que alquilaba en Venecia con unos compañeros, con los que había emprendido su proyecto más arduo y ambicioso, la primera presentación de México con su propio pabellón nacional en la Bienal de Venecia. Un pabellón dedicado a un artista digital, Rafael Lozano-Hemmer, con una propuesta valiente y rompedora, absolutamente atípica en una manifestación que se resiste a abrirse a nuevos formatos y nuevas expresiones artísticas. El día que habría sido el de su mayor reconocimiento internacional, Príamo estaba en un hospital de Mestre, luchando contra el coma, y Rafael le dedicó la inauguración de un proyecto que sin él no habría sido posible. Nadie entonces podía presagiar el cruel desenlace.

Príamo había nacido en 1962 en Santo Domingo, pero se le consideraba mexicano, su patria de adopción, el país en que eligió vivir. En 1999 organizó el primer Festival de Vídeo y Arte Electrónico de la Ciudad de México y la muestra Before and After Kraftwerk, en el centro alternativo Ex-Teresa Arte Actual. Desde 2000 desempeñó su trabajo curatorial en el Laboratorio Arte Alameda del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) de Ciudad de México, del que fue el principal impulsor. Allí organizó exposiciones de artistas de la talla de Antoni Muntadas, Thomas Glassford, Mona Hatoum y Daniel Buren, entre otros.

Su integridad profesional se hizo patente en 2002, cuando prefirió renunciar al comisariado del Festival Internacional de Vídeo y Artes Electrónicas Vidarte de Ciudad de México, debido a las imposiciones de la directora del evento Dolores Creel, hermana del secretario de Gobernación, Santiago Creel. En 2005, cuando México fue el país invitado en la feria de arte contemporáneo Arco de Madrid, organizó DataSpace, una excelente exhibición de creadores digitales mexicanos en el Centro Cultural Conde Duque, donde se mostraba aquel arte nuevo y pujante por el que pocos galeristas (por no decir ninguno) se atrevían a apostar. El año siguiente, junto con Taiyana Pimentel, firmó la exposición Tijuana Sessions para el centro Alcalá 31 de Madrid y en noviembre pasado fue director artístico, con Bárbara Perea, del innovador proyecto de arte contemporáneo Plataforma Puebla 2006, en la ciudad homónima.

Finalmente, en mayo viajó a Venecia para llevar a cabo su propuesta más valiente, la exposición Algunas cosas pasan más veces que todo el tiempo, de Rafael Lozano-Hemmer, con la que México estrena pabellón propio en la Bienal de Venecia. Los artistas que trabajaron con él le recuerdan no sólo como un gran profesional, visionario y audaz, sino también como un amigo, optimista y positivo, lleno de planes e ideas nuevas, sueños y anhelos. Por todos ellos, desde México, habla Arcángel Constantini, autor del último proyecto que Príamo produjo antes de lanzarse a la aventura veneciana. "Siempre tenía una sonrisa que ofrecer y un sentido del humor a flor de piel. No siendo mexicano, decidió quedarse y emprender su labor desde aquí, abriendo y compartiendo caminos, librando críticas y luchando por romper los límites del arte actual. El pulso de su vida nos iluminó y brillará siempre en nosotros".

Príamo Lozada.
Príamo Lozada.

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