El gran salto
Después de mucho tiempo intentándolo, parece que la entrada de Aspar en la clase reina del motociclismo va a ser un hecho. Y la incógnita ha quedado finalmente despejada; ni Yamaha, ni Kawasaki, Suzuki. Fuhimiro Oonnishi, director de competición de la marca de Hammatsu anunciaba recientemente que en 2008 estaría en condiciones de suministrar una moto a un equipo satélite de la categoría MotoGP. De este modo Suzuki también contenta a Dorna, que deseaba ver crecer una parrilla algo menguada en los últimos tiempos. Oonnishi admite que el equipo oficial "tuvo bastantes problemas para adaptarse a MotoGP, no sólo en el aspecto técnico sino también en la parte logística. Ahora las cosas van mejor, con lo cual podemos dedicar la atención necesaria a una escuadra paralela".
El personaje clave en este asunto es el hombre que la marca postula como director deportivo del futuro equipo, y cuyas opiniones tiene muy en cuenta: Kevin Schwantz, campeón del mundo de 500cc en 1993 con la Suzuki oficial. Aunque colgó el mono en 1995 y desde entonces se mantuvo más bien al margen de las motos, siempre ha estado ligado de una forma u otra a la fábrica japonesa. Ayer se reunió con Aspar en Montmeló para hablar de la cuestión. Para éste, contar con su experiencia supondría un plus importante en una categoría cuyas entretelas desconoce. Además, entre el tejano y el valenciano existen varios puntos en común y una sincera admiración mutua. Aspar dice de Schwantz que "fue el Rossi de las motos hace quince años"; éste, reputado en su época como el mejor frenador del Mundial, declaró en una ocasión, hace tiempo: "Yo pensaba que era el piloto que mejor frenaba del Mundial, pero hoy he visto que Aspar frena mejor que yo".
Viejo zorro de las carreras, Aspar ha sabido jugar sus cartas como director de equipo, algo que no todos los ex campeones mundiales -léase Agostini, Nieto, Rainey o el mismo Roberts- han conseguido. Hasta ahora su objetivo ha sido hacer funcionar sus equipos de 125 y 250, y sacar adelante la fecunda cantera valenciana, ese caudal inagotable de xiquets destetados con una mezcla de aceite y gasolina. Dar el salto a MotoGP es una apuesta ambiciosa, que ya había intentado en el pasado sin llegar a cuajar. Ahora tiene experiencia, recursos y gente competente a su alrededor para hacerlo bien. Pero si las carreras de 125 son -pongamos- como unas elecciones municipales, y las de 250 unas autonómicas, ingresar en MotoGP no supone otra cosa que presentarse a las generales. Y ahí no valen los mismos pactos y componendas. Esperemos que tenga suerte en la alta política.
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