El DKV Joventut mete la directa

La cosa estaba que ardía de tanto que corría el DKV Joventut, de tanto que replicaba el Real Madrid, de tan igualado que pintaba todo. Así fue hasta que el final del tercer encuentro dio lugar a la serie de lances más decantados en favor de uno de los equipos, el de Badalona, que lo bordó ante un rival que se apagó de golpe y porrazo.

Sus estilos son opuestos como la noche y el día y el duelo está de rechupete porque hasta ese instante lo tenía todo: igualdad, emoción, biorritmos que transforman de un minuto a otro a determinados jugadores, de todo. Si el tercer duelo de la serie se decantó a favor del Joventut fue gracias a que cuenta con un poder de aceleración sensacional. Cuando se inspiran al unísono Rudy Fernández, Barton, Bennett y compañía son capaces de desmantelar al más pintado.

Sucedió cuando quedaban seis minutos para el final. Marcelinho clavó un triple, Rudy le imitó acto seguido con un tiro inverosímil, mientras caía, de lado, lejísimos. Archibald le puso un tapón a Raúl López. Era lo que le faltaba al Madrid, perder la batalla también cerca del aro. Fue en ese momento cuando más notó el flojísimo día de sus jugadores exteriores, especialmente de sus bases, Raúl López y Tunçeri.

El Joventut abrió brecha (76-62) y dejó visto para sentencia el partido después de superar el último recurso que intentó Joan Plaza ordenando a su equipo que se guareciera con una defensa en zona. Al Joventut le costó fusilarla. Pero el Madrid tampoco funcionaba en ataque y ello le dio un colchón al equipo badalonés que dispuso de una buena remesa de lanzamientos para dar la puntilla.

La enfermería, donde trata de restablecerse a marchas forzadas Gaines, acentúa si cabe el contraste de estilos. La velocidad de los verdinegros, siempre fieles al estilo que les valió el calificativo de vendaval, no se ve pertrechada del todo bajo los aros. El Madrid escarba allí. Saca petróleo.

No hubo quien se despegara en el marcador en los tres primeros cuartos que concluyeron con un 59-58. El DKV aprovechó la ausencia de Felipe Reyes en el quinteto titular del Madrid y alcanzó hasta seis puntos de ventaja (14-8), pero a la que Plaza le dio cuerda al pívot mundialista, el juego se equilibró. La línea exterior del Madrid estuvo desaparecida en los dos primeros cuartos en los que Raúl, Tunçeri, Bullock y Mumbrú sumaron cinco puntos. Era sólo una premonición de lo que sucedió al final. Sin puntos de sus jugadores exteriores, viendo cómo el Joventut igualaba poco a poco el rebote y perdiendo muchos más balones (20 por 13 del DKV), el Madrid estaba condenado al batacazo. El problema para el Joventut es que Rudy Fernández, tras un alley-oop se pegó tal costalazo que, entre lágrimas, tuvo que ser retirado de la cancha. Luego fue trasladado al hospital donde le examinaron la lesión -contusión en la cadera que le impedía apoyar el pie por el dolor- y que le convierte en duda para el cuarto partido de mañana.