¿Es que no ha pasado nada?
El martes 29 de mayo el noticiario de mediodía de CSTV respondía al criterio de jerarquía de la información que se practica desde siempre en la casa. Las tres primeras noticias fueron de sucesos. ¿Cómo se decide cuál de las tres va la primera? Esta vez, el caso era fácil: va la primera la del joven electrocutado cuando preparaba el retorno de una carreta del Rocío. La segunda fue un accidente de tráfico en la provincia de Córdoba y la tercera el juicio a unos que habían envenenado a alguien con una tarta de marihuana. La cuarta fue -por fin- la protesta de las mujeres de los trabajadores de Dephi. La quinta, algo vago sobre las reacciones de los partidos políticos ante el resultado de las elecciones del domingo. Pero con la sexta volvemos a las andadas: un joven de Valencia que en la misma jornada mata a tres personas. Etcétera. Para la noche de ese mismo día se anunciaba un especial sobre Rocío Jurado -que, como bien dijo su hermano Amador, en realidad sigue entre nosotros- que resultó ser de grandísimo formato. Lo presentaba María del Monte, tan habitual últimamente en la programación de La Nuestra que no sería extraño que un día acabara en algún informativo.
De forma que llevamos todo un año elaborando el duelo que merece Rocío Jurado pero bastan dos días para archivar datos como estos dos. Primero: el pasado domingo marcó en Andalucía el índice más bajo de participación en unas elecciones municipales (un 60,6%, por debajo ya del 61,15% de 1991 y mirando hacia abajo, hacia ese terrible 35,8% del referéndum del Estatuto de Autonomía). Segundo: las recalificaciones de suelo han resultado ser promesas (o hasta programas) electorales. No es tanto prioridad de los negocios sobre la política como consolidación de una visión y una práctica de la política pensada y hecha con las entrañas de los negocios sin escrúpulos. Pero las noticias de la realidad que traspasan el filtro de CSTV siguen siendo las mismas: sucesos, folklore, muchos toros, Rocío, Rocío y más Rocío.
Y entiendo que la imagen de Andalucía que se quiere vender en el mercado turístico al que vivimos entregados es incompatible con una televisión pública que invite a razonar sobre la política como una cosa que o la haces o te la hacen. Y entre los granujas que siguen siendo votados sin haberse molestado en dar ni media explicación de sus grandes fortunas y los abstencionistas que asienten y tanto esperan de ese estado de cosas, nos están haciendo una política que se parece mucho al berlusconismo, o al putinismo: el resultado verdaderamente interesante es qué empresario sube y cuál baja.
Lo más importante que pasó el domingo es que la abstención sigue subiendo en Andalucía. Y que la imagen de Andalucía que CSTV devuelve a los andaluces está tan lejos de la política y tan cerca de la pereza ciudadana que es una invitación a la abstención.
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