El aparato óptico de la ficción
Justo Navarro presenta 'Finalmusik', su última novela, en Málaga
Un traductor con escaso sentido de la realidad protagoniza la última novela del escritor granadino Justo Navarro, Finalmusik (Anagrama), título que responde al nombre que daba Mozart a las serenatas que le servían para terminar un ciclo. Navarro, que presentó su obra el pasado miércoles en la Feria del Libro de Málaga, traza una memoria imaginaria de los días de agosto de 2004 en Roma, cuando un grupo terrorista islamista dio un ultimátum a Silvio Berlusconi para que retirara las tropas italianas de Irak. Personajes variopintos, intrigas, pasiones y cierta dosis de humor salpican esta novela con cierto aire de best seller que, según Navarro, "nos recuerda la gran importancia que tiene la literatura en la industria de la cultura y del entretenimiento".
Finalmusik está protagonizada por J. N., un traductor de 33 años de best sellers que debe abandonar Roma para acudir a su Granada natal por requerimiento de su padre. El protagonista y narrador de la historia desgrana la sucesión de hechos que conforman la trama e introduce al laberinto de personajes que se encuentran por causa de un destino juguetón, al estilo de las comedias de enredo, como un boxeador olímpico que aspira a ser barbero del Parlamento italiano; la esposa de éste, Francesca, que a la vez es amante del protagonista; Stefania Rossi, una reputada semióloga a la que su marido engaña con una jovencita, o varios miembros de la curia con un oscuro pasado.
Navarro asegura que decidió situar la trama en la Italia berlusconiana porque "el narrador, que tiene mis mismas iniciales, y quizá mi nombre, andaba por Roma esos días". "Los hechos que cuenta la novela sucedieron en aquellos días, en agosto de 2004: están en los periódicos. Pero, igual que encontramos lo que sucedió en realidad, lo histórico, hay páginas de Finalmusik sacadas directamente de mis diarios de aquellos días, y una serie de aventuras íntimas, por decirlo así, puramente imaginarias. Las novelas sirven para que imaginemos situaciones sentimentales en personajes que nos sirven para representarnos nuestra vida".
A quienes hayan querido establecer una posible identificación entre protagonista y autor -Navarro también es traductor, entre otros de Paul Auster-, el autor asegura que esas similitudes no son más que un recurso para dotar a la novela de cierto halo íntimo. "No es una novela autobiográfica. Pero cuando describo impresiones físicas o morales, me gusta siempre partir de experiencias y observaciones personales", explica.
"Finalmusik es una celebración de la literatura, de la fábula, del inventar personajes e historias. La ficción nos vale para ver mejor las cosas: es una especie de aparato óptico para apreciar y entender mejor nuestras vidas", indica Navarro.
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