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Elecciones 27M
Columna
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Hay marea

Los seres humanos somos de estirpe tremenda, tenemos voluntad tan desmedida que nos creemos fuera del mundo, sin comprender que nuestro dominio sobre él es relativo y momentáneo. Somos parte de un todo y obedecemos a las reglas de la física y de la química. Nos afectan el sol y la luna, que mueve las mareas de los océanos.

No somos minerales, somos más líquidos de lo que creemos o quisiéramos y dentro llevamos lunas, estaciones y oscilaciones. También las sociedades que formamos se mueven según ciclos y ritmos. Somos océano, tenemos mareas.

Esas cosas se viven como se viven las cosas, sin saberlo. Galicia vive ahora un movimiento profundo, se desliza arena por el fondo y se mueven las corrientes del agua, es una corriente de arrastre tan sorda e imperceptible como imparable. El océano a veces sacude y golpea, es bello y temible, pero su verdadera fuerza está en la lentitud, es implacable. Galicia está ahora llevada por una de esas corrientes de fondo.

Hace dos años, que dos años no son nada, hubo aquí un cambio político. Hubo quien creyó que aquella ola era un capricho inesperado del mar, que volvería enseguida la calma al mismo horizonte inamovible, y por ello hubo quienes se resistieron a reconocer el nuevo poder político, como quien no acepta la bajada y la subida de la marea. Que los políticos no pudiesen aceptar su derrota sólo evidencia su condición humana, a todos nos duele encajar una caída o un golpe, pero que hubiese empresas que actuasen para negar y combatir al nuevo gobierno que la ciudadanía gallega se había dado demuestra hasta qué punto el poder político de la derecha había sido duro y cómo había estrechado unos lazos inextricables e indeseables con todo tipo de poderes fácticos.

Todas las campañas electorales tienen algo de empalagoso, son como un día de fiesta en que se come y bebe más de lo debido, celebraciones que llegan al hastío. Pero para los gallegos ésta ha sido algo distinta porque todo es distinto, realmente todo se mueve y todo está en juego, las elecciones municipales son apuestas locales pero por encima hay un tablero de juego gallego en el que, según indican las encuestas, el cambio político en la Xunta se va a extender al poder local, a ayuntamientos y diputaciones.

Ello hay que encuadrarlo por fuerza en una tendencia de conjunto en la sociedad española. Lo más indicativo de ello es la exasperación que ha manifestado la derecha y que centró la campaña, no creo que se pueda ir mucho más allá en proferir barbaridades como las que hemos oído y leído estos días pasados. Después de animar a ejercer la insumisión a las leyes y reclamar el derecho de conducir bebido sin límite de velocidad, no han cesado de invocar a la Guerra Civil, ETA, Batasuna..., todos esos y otros más son los fantasmas que acudieron a sus mítines en esta campaña. Realmente da un poco de miedo pensar en ir a un mitin con tanto fantasma terrorífico.

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No creo que basten los análisis de las estrategias partidistas para explicar a tanta gente náufraga que predica apocalipsis últimamente en la vida pública española. Un batallón de sicólogos debieran analizar ciertos medios madrileños para saber qué está pasando, no puede ser sólo el más vil partidismo, realmente hay gente que por un motivo u otro se ha ido adentrando en una realidad particular aparte. Pero el marco delirante del bipartidismo español no oculta que aquí se dirime un asunto propio y distinto.

Como el voto es de cada uno, nadie puede saber el resultado de la votación de hoy, pero parece evidente que se va a consolidar el cambio político. Se acabó la época de la Galicia conservadora que ya parecía ser la verdadera naturaleza del país, lo más probable es que vamos a tener un poder político progresista consolidado. En ese caso se acabará con cualquier sombra de provisionalidad, con cualquier duda sobre la legitimidad para gobernar, la actual Xunta tendrá toda la fuerza que pueda tener. Si eso se confirma hace dos años habrá comenzado una legislatura; hoy, un nuevo ciclo político.

Nadie puede asegurar que ese nuevo ciclo salga bien. Pero seguro que es bueno que cualquier país, este también, tenga nuevas oportunidades. Aquí ensayamos durante muchos años el gobierno conservador con mayorías absolutas y gran poder local. La derecha tuvo todas las oportunidades, es razonable que podamos permitirnos ensayar otra fórmula. Creo que nos lo merecemos. A ver.

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