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Elecciones 27M

Trias vaticina que será el primer alcalde catalanista de la democracia

Convergència i Unió (CiU) quiso demostrar ayer que es capaz de mantener el pulso con los socialistas catalanes hasta el último día a pesar de que todas las encuestas sitúan a la federación en franco retroceso electoral. Los nacionalistas llenaron el Pabellón de la Mar Bella de Barcelona, como la víspera el PSC, para celebrar su mitin final de campaña. Y al tiempo para expresar su convencimiento de que mañana "se hará realidad el cambio" y Xavier Trias será el próximo alcalde de Barcelona. "El primer alcalde catalanista de la democracia", vaticinó Trias.

La plana mayor de la federación (Artur Mas, Josep Antoni Duran Lleida y Jordi Pujol), todo su joven equipo de campaña y más de 2.500 personas arroparon al candidato, que volvió a repetir en su intervención el núcleo del mensaje que ha difundido en estos 15 días. Un mensaje que apuesta por "combatir la falsa idea de que es imposible superar al tripartito" y de que es factible aparcar "a quienes han gobernado durante 28 años". "El domingo celebraremos la fiesta de la alternancia democrática, de la libertad de decidir, que significará el final de una era y el inicio de una nueva etapa, un cambio de modelo y de formas, un gobierno con y para todos", dijo Trias.

Para poder invertir los adversos pronósticos de las encuestas y conquistar la alcaldía, Trias reclamó el mismo apoyo que CiU obtuvo en Barcelona en las pasadas autonómicas -superó al PSC en 63.000 votos-, una gran movilización de su electorado y el voto de todos los catalanistas. "Sólo Hereu y Trias pueden llegar a ser alcaldes. O la continuidad de la mediocridad o el cambio", afirmó Artur Mas.

No faltaron las críticas al socialista Jordi Hereu, a quien Trias acusó de sufragarse la campaña electoral con "dinero del Ayuntamiento", al gastarse 17 millones de euros en publicidad y autobombo en 2006. Insistió en definirse como socialdemócrata y que la política social presidirá su mandato.

Trias, como siempre, fue el ejemplo de la moderación. No así Pujol, el primero en subir al escenario. El público pudo conocer su otra cara. La de un ex presidente airado y dolido por los comentarios que le han dirigido los líderes del tripartito. Empezó por solicitar un unánime aplauso para los Mossos d'Esquadra. Así fue con más de 2.000 personas puestas en pie. Y no se mordió la lengua en sus críticas al presidente José Montilla y a los miembros de su Gobierno a quienes acusó de "ineptos, frívolos, sectarios y chulos" y de "tener una idea plana" de Cataluña. De Montilla afirmó que "carece de autoridad" al haber perdido las elecciones y que la única que le queda es para que en su Gobierno "no se mueva nada o para frenar la ambición y el espíritu de iniciativa".

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