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Reportaje:Vela | Copa del América

El Desafío rompe corazones

New Zealand cae por segunda vez y Luna Rossa elimina a un Oracle a la deriva, con el patrón Dickson destituido por Ellison

Señoras y señores, descúbranse, que está pasando el Desafío. Descúbranse porque el Desafío Español está pasando por segunda vez al New Zealand.

Hora y media pendientes del segundero. Noventa minutos contando los segundos a favor, los segundos en contra, los segundos ni a favor ni en contra. Al borde del infarto con el ritmo cadencioso de las velas.

El viento soplaba a gusto. Catorce nudos, casi el doble que el día anterior. New Zealand, dispuesto a rematar la faena y colocarse en la final. Por dos segundos, dos, el Desafío se va por delante, pero al New Zealand le da igual, se escora a la izquierda en busca de los fuertes vientos que le lleven derecho a la final; el Desafío, al rumbo contrario, todo a la derecha; cada uno a los suyo, con fe en lo que diez minutos antes les han dicho los meteorólogos; las imágenes virtuales ponen a veces por delante a los kiwis, a veces a los españoles; pero los dos barcos no se atreven a cruzarse, seguros de sí mismos. La informática confirma la ventaja del Desafío. New Zealand lo sabe y no espera más; va a por él en diagonal, apuntando hacia el casco del Desafío, que no rehúye la pelea y le encara hasta acercarse una decena de metros. Del duelo sale beneficiado el español, pero New Zealand insiste. Otra vez al ataque, otro cruce, intentando amedrentar con su proa, con las olas saltando por encima de los cascos. Los hombres de Jablonski como si nada, a por ellos, y otra vez el Desafío se lleva segundos y metros de ventaja. Apenas son 50 metros, pero se han ganado el respeto. New Zealand no volverá a intentarlo y se guarda para la baliza. El Desafío entra primero, New Zealand intenta meterse por dentro, pero el barco español tapa el hueco y sale de la boya con 12 segundos de ventaja y unos 55 metros. Arbones empieza a desplegar su globo blanco, su spi, que se abre poquito a poquito, tísico perdido, demasiado lento, infartando al respetable, mientras el rojo del New Zealand ocupa el mar y la chepa del Desafío, que se lo ve venir. El barco español se la juega con el primer cambio de rumbo. Le imita el New Zealand, pero los maestros del mar fallan en la maniobra y pierden otros segundos y casi 100 metros, la mayor distancia de la regata. Trabajo hecho, ¿hecho? Los nervios aumentan cuando el spi del Desafío se enreda y tarda en desplegarse en la última trasluchada antes de doblar la boya. En esos instantes se ha quedado sin 60 metros y con trece segundos de nada. Y otra vez enfilando contra el viento, en una repetición de la primera pelea. Cada cual a lo suyo, los kiwis limando metros hasta ponerse a un par, y a veces por delante; el Desafío, fiel al lado derecho, enfilando hacia boya. New Zealand opta por el ataque para sacarlo del campo, pero el Desafío no se deja. La misma jugada que en el primer largo, pero con menos segundos para los españoles. Son tan escasos segundos que un error, una maniobra más lenta que el otro, significaría la eliminación. Pero el Desafío resiste y llega a la boya, sin tiempo para respirar, ni ellos, ni los aficionados. Ocho segundos, una docena de metros, que se esfuman con un soplido; pero nadie respira mientras el Desafío cabalga hacia la línea de meta con el enemigo pegado, como siempre, al cogote; pero del cogote no pasan. El Desafío, señores descúbranse, remata un trabajo impecable.

Quienes buscaban paseos militares, se equivocaron de semifinal. En la otra desfilaba el Luna Rossa por quinta y última vez a costa del Oracle. Ayer, se subió al barco Larry Ellison, pero se bajó -lo bajaron- Chris Dickson. Da igual, hicieron el ridículo un día más. Ya ha rodado la primera cabeza, la más importante, la de este director deportivo y, a la vez, consejero delegado, del equipo Oracle, que emplea a varios cientos de personas y 170 millones de euros. Muchos millones tirados al mar. La aventura del Oracle continuará, según declaró ayer Dickson en conferencia de prensa póstuma, pero él se irá a su casa de Nueva Zelanda. "La vida sigue", resumió. La vida sigue para el Desafío Español que, tras el descanso de hoy, seguirá con sus duelos, y van siete, rompiendo corazones.

El Desafío Español, durante su regata de ayer contra el New Zealand.
El Desafío Español, durante su regata de ayer contra el New Zealand.AP

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