La paradoja vizcaína era esto
Veíamos ayer que el "índice de vejez" de Valencia o Alicante es muy similar al de Madrid. ¿Por qué entonces la Comunidad Valenciana se pone púa de medicamentos (204,9 euros por habitante y año) mientras que Madrid parece tenerles alergia (129,2 euros)? ¿Eh?
"Los guiris no están empadronados, y para unas estadísticas cuentan y para otras no", propone Suriñach (http://blogs.elpais.com/javier_sampedro/). Y mi corresponsal estadístico Eduardo le da la razón: "Como bien dices, algunos extranjeros no estan empadronados, pero su consumo farmacéutico sí puede estar incluido en esas cifras. Hacen crecer el gasto per cápita porque debido a su edad necesitan muchos medicamentos, pero sólo suman en el numerador, y no en el denominador". Venga, pues vamos a ver qué tal funciona esta elegante explicación.
La población extranjera en la Comunidad Valenciana (8,6%) es en realidad menor que en Madrid (9,9%) y desde luego que en las Islas Baleares (13,0%). Pero ya Eduardo nos había prevenido de que "estamos hablando de extranjeros añosos, no de los marroquíes o latinoamericanos jóvenes típicos de Madrid o Barcelona". Y es cierto que sólo el 26,2% de los extranjeros de Madrid provienen de la UE, mientras que la cifra alcanza el 48,9% en la Comunidad Valenciana. Haciendo la cuenta, el 4,2% de los extranjeros valencianos son de la UE, por sólo el 2,6% de los extranjeros madrileños. Bien por mis corresponsales.
Pero hay nubes bajo el sol radiante, porque en ese terreno no hay quien gane a las Islas Baleares (8,4% de extranjeros de la UE) ni a la provincia de Málaga (7,5%), donde el consumo de fármacos se queda en unos escuetos 163,5 euros por habitante y año, por debajo incluso de Huelva (182,1%, dicho sea en honor de mi corresponsal Conistorsis el onubense).
Luzazul nos aporta otra idea: "¿Cómo está el consumo de tabaco por estos 3 pagos?". Pues el plusmarquista absoluto es Vizcaya con un 34,1% de "población de riesgo para la salud" por causa del tabaco. Pero el segundo sí es Alicante (32,2%, por delante del 31,8% de Cantabria y Navarra). No está mal, aunque tampoco demasiado bien, porque dentro de la Comunidad Valenciana el gasto en fármacos es mucho más alto en Castellón que en Alicante. A fumar poco no hay quien gane a los gallegos: A Coruña (21,8%), Ourense (20,6%) y Lugo (20,4%).
Tal vez hayan oído ustedes que fumar es malo para la salud. Vizcaya padece, en efecto, el segundo mayor índice de mortalidad por cáncer (30,8%), por delante de Burgos y Pontevedra (29,8%) y sólo por detrás de Álava (31,6%).
Sin embargo, la principal fuente de mortalidad relacionada con el tabaco no es el cáncer de pulmón, sino la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC, antes conocida como enfisema), y aquí surge una paradoja.
Vizcaya tiene una de las tasas de mortalidad por dolencias del sistema respiratorio (excluyendo el cáncer de pulmón) más bajas de todo el país (8,6%), empatada con Sevilla y sólo por delante de Segovia (8,4%) y de Melilla (6,8%). Y el récord aquí corresponde a Cáceres (12,9%), de mediocre tabaquismo (27,2%).
La mortalidad vizcaína por infartos y demás crisis cardiovasculares también es del montón (32,5%). En este capítulo no hay rival para Sevilla (41,3%), Castellón (39,1%) y -preste atención mi corresponsal Conistorsis- Huelva, con un aventajado 38,5%. La paradoja vizcaína era esto, amigos míos.
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