Los candidatos municipales tiran del carro
El bajo tono de Francisco Camps y Joan Ignasi Pla contrasta con el ritmo de algunos de los aspirantes a las alcaldías de las tres capitales. Las ciudades de Valencia, Alicante y Castellón, aparte de la pugna estricta por sus ayuntamientos, se configuran como decisivas en el resultado que determinará la composición de las Cortes, por lo que se han convertido en los verdaderos campos de batalla electoral.
Tras 16 años ocupando la alcaldía de Valencia, la candidata popular Rita Barberá recorre a diario los barrios en una caravana electoral y, además, dedica no menos de tres actos por jornada a captar el voto. Para ella no es ésta una campaña como lo han sido las cuatro anteriores. Ante sí tiene una oponente que reúne mayor atractivo electoral que sus adversarios anteriores. La presión de la candidata socialista Carmen Alborch ha obligado a Barberá a intensificar su presencia por barrios a los que había dejado de ir y a regresar al caladero de los mercados en busca de votos.
La candidata socialista ha irrumpido con una campaña imaginativa y vistosa, pero también con un trabajo previo de fondo tomando el pulso de los barrios, con sus principales reivindicaciones y sus desequilibrios frente a lo que el PP denomina "la nueva Valencia". Alborch no ha dejado de pisar el acelerador con sugerencias de calidad para la ciudad a la que aspira a gobernar, pero también con promesas básicas para los barrios más desatendidos que canalicen el descontento con los cuatro mandatos de Barberá.
Mientras que los candidatos populares a las alcaldías de Alicante y Castellón realizan una campaña de baja intensidad, sus oponentes tratan de atraer hacia la urna municipal el voto obtenido por el PSOE en las pasadas generales, lo que supondría un vuelco local y autonómico. Etelvina Andreu, la candidata del PSPV a la alcaldía de Alicante, mantiene en su agenda más de cinco actos diarios en los que pisa los barrios y se reúne con los vecinos para asumir sus quejas y contagiarles su entusiasmo.
Otro tanto ocurre con el candidato socialista a la alcaldía a Castellón, Juan María Calles, quien todos los días visita los barrios con dos carpas, horchata y una pantalla táctil en la que muestra "el mapa de la desidia" de los populares: 33 solares en los que se prometió construir escuelas, ambulatorios, centros de atención y otros servicios que nunca llegaron.
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