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JUEGOS

'Peacemaker' recrea fielmente el conflicto palestino-israelí

Naiara Galarraga Gortázar

Atentado suicida en Jerusalén oeste. Un total de 18 muertos y más de 100 heridos. Eres el primer ministro israelí. Ordenas asesinar a un líder miliciano. El descontento cunde entre los palestinos. Levantas el toque de queda en la Cisjordania ocupada, pero los colonos judíos montan en cólera. Te culpan de los disparos de un activista de Hamás contra un asentamiento. Centenares de palestinos esperan indignados en Gaza a que tu ejército les deje salir hacia Egipto,... Así empieza el videojuego Peacemaker (el pacificador), creado por graduados en la Universidad Carnegie Mellon (EE UU).

El premio por ganar la partida es el Nobel de la Paz. Pero antes es necesario lograr la paz en el conflicto israelí-palestino, una tarea que muchos han intentado. Todos han fracasado. Peacemaker está fielmente inspirado en el día a día de la zona.

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PEACEMAKER:

Porque la realidad también es endiablada. Martes 24 de mayo de 2007. Titulares. Hamás rompe la tregua, lanza varios cohetes a Israel. Nadie resulta herido. Un grupo de colonos judíos marcha, saltándose la ley, hacia un asentamiento evacuado y en la bronca hieren a dos soldados. El presidente palestino, Mahmud Abbas, y el Papa se reúnen en Roma para hablar de paz.

"Mi hijo ha aprendido más sobre los conflictos de Oriente Próximo jugando tres horas que con todo lo que yo le he explicado en años", cuenta el señor Bowers en la web del juego.

Peacemaker te sienta en el despacho del presidente palestino, o del primer ministro israelí, y te coloca al mando ante un escenario que cambia en función de tus acciones o que cualquier agente externo desbarata en segundos. Debes moverte sin perder de vista la reacción de los extremistas, Estados Unidos y los países árabes... Es un gran rompecabezas extremadamente difícil de cuadrar. Si no, que se lo pregunten a Ehud Olmert o a Mahmud Abbas.

"Me gusta, pero...", dice por teléfono desde Gaza el palestino Mohamed Abu Kasem, estudiante de 22 años. Ciberp@ís le pidió que echara unas partidas. Lo hizo en árabe pero también se puede jugar en hebreo e inglés. El "pero" es "lo difícil que es sumar puntos como líder palestino. Cuando quiero estar con el mundo, pierdo a mi pueblo; y, cuando intento satisfacer al mundo, los palestinos me abandonan". Coincide con muchos que en la piel del israelí hay más margen de maniobra. Pero en cualquier momento la situación se te puede ir de las manos. Pierdes la partida. Estalla la tercera Intifada.

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Sobre la firma

Naiara Galarraga Gortázar
Es corresponsal de EL PAÍS en Brasil. Antes fue subjefa de la sección de Internacional, corresponsal de Migraciones, y enviada especial. Trabajó en las redacciones de Madrid, Bilbao y México. En un intervalo de su carrera en el diario, fue corresponsal en Jerusalén para Cuatro/CNN+. Es licenciada y máster en Periodismo (EL PAÍS/UAM).

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