A Ricky Rubio ya le dejan hablar
El Joventut permite al fin que el jugador revelación de la ACB, de 16 años, atienda a la prensa
Enfundado en un traje blanco y con el cabello revuelto, Ricky Rubio afrontó ayer su bautismo ante los medios de comunicación. Sucedió durante la gala de presentación de los playoffs de la ACB, en una pequeña sala plagada de grandes estrellas. Ahí estaba Pablo Prigioni, mejor base de la Liga; Felipe Reyes, mejor pívot; Rudy Fernández, mejor alero, por no hablar de Navarro, el mejor escolta, que cedió el MVP del curso a Luis Scola, también mejor ala-pívot.
Junto a ellos, junto al quinteto ideal de la ACB, con cara de lo que es, un niño de 16 años, emergió Ricky Rubio, considerado el jugador revelación del presente curso. Así que a su equipo, el DKV Joventut, tan suyo en estas cosas, no le quedó más remedio que abrir una pequeña ventana en la burbuja que aísla a Rubio desde hace más de un año y permitir que la voz de Ricky, el mejor recuperador de la ACB (76 balones en la fase inicial, lo que supone una media de 2,30 por partido), sonase ante los medios. "Lo mío es algo intuitivo, de ganas y ambición para que mi equipo tenga una posesión más", explicó sobre su tremenda capacidad para robar balones.
"¿Un don? No. Juego para disfrutar sin mirar el DNI de nadie y sin que me importe que miren el mío"
"Mi principal objetivo ahora es ganar la Liga", prosiguió como si nada el muchacho, rodeado de cámaras y micrófonos ávidos por comprobar cómo se desenvolvía en este nuevo escenario el cuarto jugador del Joventut con mejor valoración este curso.
Puesto que la cosa había arrancado bien, apenas un problemilla con el micrófono, la lluvia de preguntas arreció ante la atenta mirada de los responsables de la Penya y de la ACB. ¿Eres consciente de que tienes un don, de ser un privilegiado? ¿Qué hay de la selección? ¿Y de la NBA? Ricky, sin perder ese aire entre tímido y despistado, fue ventilando las cuestiones.
"¿Un don? No; simplemente, juego al baloncesto para disfrutar, sin mirar el DNI de nadie y sin que me importe que miren el mío", apuntó sobre su talento, que le ha permitido jugar 19 minutos por partido. "Mi horizonte más cercano es el playoff [el Joventut se mide al Gran Canaria en los cuartos de final] y la selección júnior en el verano. La absoluta la veo muy lejos. Y, si veo lejos la selección, imagínense la NBA".
Disciplinado, maduro, Ricky agradeció la confianza a Aito García Reneses, su técnico y "padre deportivo junto a Bennett", e incluso defendió la decisión del Joventut de prohibirle comparecer ante los medios: "Si tuviera que estudiar, jugar y atender a la prensa habitualmente, me descentraría".
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