De pequeño quería ser alcalde
El venezolano Lorenzo González encabeza a los 23 años la candidatura del PP en Carballeda de Avia y se confiesa ecologista
En Carballeda de Avia, un pequeño concello de la Comarca do Ribeiro, un bisoño político de 23 años llama a cada puerta desde hace cuatro meses para pedir el voto. "Soy el candidato más joven del PP, quizá el más joven de toda España", afirma con orgullo Lorenzo González con dulce acento venezolano. Es el más párvulo de los populares, porque en A Coruña Lila Fernández encabeza con 20 años la lista del residual partido Por un Mundo + Justo. "Es un lástima, me ha quitado el récord", se lamenta al saberlo.
Lorenzo González nació en Barquisimeto (Venezuela). Descendiente de abuelos y padres emigrantes, a los 18 años regresó para matricularse en la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad de Santiago y a continuación pelear por la alcaldía del pueblo de sus bisabuelos.
Se instaló en casa de sus abuelos, en Carballeda, para "malvivir como en la serie Supervivientes" Lamenta que el tiempo no le alcance para tomar "un café con alguna chica"
La oportunidad se la brindó Óscar García, vicepresidente del partido en Carballeda y pariente cercano del candidato: "Creyó que era el más preparado". González se tomó en serio la batalla electoral. En febrero se instaló en la casa de sus abuelos para "malvivir como en la serie Supervivientes. Me costó una semana aprender a encender la cocina de leña. Al principio parecía que estaba ahumando chorizos".
Es político vocacional. Mientras sus amigos de la infancia soñaban con convertirse en médicos, futbolistas o abogados, él quería ser alcalde: "Hice la carrera porque la política local me encanta desde siempre. Me gusta ayudar a la gente, el contacto directo para conocer de primera mano sus problemas".
En el mes de diciembre subió el primer peldaño de su aventura política. "Como no sabía si sería el candidato, trabajaba en Vigo de comercial en una editorial para reunir dinero y cursar un máster en Chile". La propuesta llegó y mandó al cuerno los planes en Chile: "Aquí hay mucho que hacer y la tarea no es fácil". Está en franca desventaja en la parrilla de salida: "Nosotros tenemos tres concejales y Vecinos Unidos por Carballeda, que ahora se presentan por el PSdeG, seis. Pero torres más altas han caído".
Su gran bautismo político sucedió el pasado mes de marzo durante la convención de candidatos municipales del PPdeG que se celebró en Santiago: "Me tocó hablar delante de 2.000 personas. Había más gente que en todo el pueblo. Al principio estaba un poco nervioso. Hablé de mis orígenes y de que todo lo que aprendí en la facultad se queda corto". Y eso que entre sus profesores padeció a los sesudos Xosé Luis Barreiro Rivas, ex vicepresidente de la Xunta, y a Antonio Losada, actual secretario general de Vicepresidencia e Relacións Institucionais. Del primero considera que "es un poco ególatra, siempre habla de sí mismo y de su etapa en la Xunta". El segundo no es de su agrado: "Nadie en la facultad lo podía ver. Todos rezan para que no vuelva".
Él prefiere las maneras de José Luis Baltar, presidente de la Diputación de Ourense: "Desde siempre me ha gustado por su cercanía. Me está ayudando mucho y se lo agradezco".
El eje de la campaña de González es un tema medioambiental: "Es una vergüenza que quieran instalar en Carballeda el Parque Medioambiental de Galicia. No es más que un basurero que incumple todas las normativas. Pachi Vazquez, el conselleiro de Medio Ambiente, quiere traer aquí lo que no se puede tratar en Sogama. Y será un basurero de un millón de metros cuadrados".
González no quiere malbaratar esta oportunidad. Fatiga los días informando a los 1.600 vecinos sobre "las consecuencias del basurero para la comarca". La tarea ocupa casi todos sus pensamientos, aunque lamenta que el tiempo no le alcance para tomar "un café con alguna chica" porque está "buscando una primera dama", ni para seguir al Barça, su equipo, "como Zapatero".
El fútbol le apasiona y después de las elecciones se obligará volver a jugar con los amigos. En unos meses se le han pegado siete kilos a la cintura y le disgustaría "ser un alcalde panzón". Ponerse a dieta será complicado. Sus parientes saben que sus recursos son escasos, que está viviendo de lo que tenía ahorrado para cursar el máster en Chile y lo invitan a comer casi todos los días.
A este emigrante retornado se le presupone que conseguirá los sufragios venezolanos. Defiende que puedan votar hasta los nietos "porque yo quiero tanto a esta tierra como el que nació aquí", aunque reclama un cambio en el sistema: "Habría que hacerlo sólo en urna".
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