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Crónica:Fútbol | 34ª jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

Buen Atlético, maravilloso Torres

Los rojiblancos, guiados por su capitán, recuperan crédito al golear a un Getafe agotado

Con Torres de abanderado, el Atlético despachó al Getafe en un partido magníficamente interpretado por el equipo rojiblanco. Cierto que se encontró a un rival con la lengua fuera, resacoso, agotado tras su proeza del jueves ante el Barça. Pero el Atlético apostó por el sentido común y, ahí es nada, por un fútbol de altura, aunque sólo lo enseñara a ratos, todo un acontecimiento tratándose de un equipo que acostumbra a atragantarse de vulgaridad.

Aguirre optó por revolucionar su alineación y prescindió de seis jugadores que fracasaron ante el Espanyol. El técnico mexicano mandó al banquillo a Pernía, Perea, Costinha, Agüero y Mista y colocó en la grada, o al menos ésa era su intención, a Pablo. Pero éste prefirió dejar solos a sus compañeros y se largó del estadio, de lo que se deduce que sólo es jugador del Atlético cuando juega, amén, por supuesto, de cuando cobra.

GETAFE 1 ATLÉTICO 4

Getafe: Abbondanzieri; Contra, Belenguer, Tena,Paredes; Redondo (Pachón, m. 75), Celestini, Casquero, Nacho (Vivar Dorado, m. 46; Albín, m. 67); Manu del Moral y Güiza. No utilizados: Luis García; Sousa, Alberto y Verpakovskis.

Atlético: Pichu; Seitaridis, Zé Castro, Eller, Antonio López; Luccin (Costinha, m. 65); Galletti, Maniche, Jurado (Agüero, m. 67), Petrov; y Fernando Torres (Maxi, m. 81). No utilizados: Roberto; Perea, Pernía y Mista.

Goles: 0-1. M. 2. Balón largo de Maniche sobre Torres, que supera en carrera a los centrales y marca por bajo. 0-2. M. 18. Petrov abre a Maniche, que dispara a la izquierda del portero. 1-2. M. 59. Manu fusila desde cerca tras un lío en el área. 1-3. M. 64. Pase largo de Maniche sobre Torres, que regatea a Abbodanzieri y marca. 1-4. M. 87. Penalti por supuesta mano de Belenguer, que transforma Galletti.

Árbitro: Lizondo Cortés. Amonestó a Contra, Antonio López, Seitaridis, Redondo, Petrov, Tena, Galletti, Costinha y Pichu.

Unos 14.000 espectadores en el Coliseum Alfonso Pérez.

Aguirre revolucionó el equipo y El Niño, que firmó dos goles y un partidazo, se lo agradeció
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El caso es que la apuesta le salió de lujo a Aguirre. En su novedosa alineación, situó a Luccin como único medio centro y ante él colocó un cuarteto en el que se mezclaba la velocidad en las bandas, la habilidad de Jurado y la clarividencia resucitada de Maniche. Con esos argumentos, el Atlético ejecutó la mejor media hora que se le recuerda en mucho tiempo. Dejó que el Getafe manejara la pelota, pero se mantuvo presto al quite y rápido en la transición. Trianguló con habilidad en cuanto tuvo ocasión y le hizo un roto al Getafe al contragolpe. Maniche se elevó sobre el resto en el centro del campo y encontró al mejor socio posible: Torres. El Niño se sintió tan feliz que escenificó un partido maravilloso. Barrió todo el frente ofensivo, se ofreció una y otra vez, veloz, fuerte en el choque, valiente, enorme. Y demoledor ante la portería. Dos goles firmó, y se quedó corto.

Cuando el Getafe aún estaba colocándose, Torres ya se había hecho presente. Maniche intuyó la escapada del capitán y le colocó el balón a la vista. Lo bajó Torres con la cabeza, no sin antes destrozar al sprint a Belenguer y Tena, que vieron de lejos cómo superaba con habilidad a Abbondanzieri, al que batió por bajo. El Atlético enseñó entonces el mejor fútbol de la temporada, al que puso rúbrica Maniche con el segundo gol, bien construido por Petrov y mejor ejecutado por el portugués.

El Getafe aguantó el revolcón con grandeza. Poco a poco, se fue yendo arriba, de la mano del buen juego (como siempre), con Casquero creciendo en el medio campo y asomándose al borde del área, allí donde más daño hace. Pudo marcar Güiza tras pinchar un balón que bajaba del cielo. El héroe del partido ante el Barça regateó a Pichu, pero Zé Castro sacó bajo los palos su disparo. El Atlético buscaba y encontraba a Torres, que se bastaba para sembrar el caos en la defensa getafense.

Regresaron los de Schuster del descanso convencidos de que la remontada, más allá del agotamiento que les acosaba, era posible. Bastaron diez minutos para que Güiza batiera a Pichu, pero el árbitro borró el gol por fuera de juego. La entrada de Vivar Dorado -que al rato tuvo que retirarse lesionado- dio más pulso al Getafe, que se fue viniendo arriba. No extrañó que Manu cazara un balón en el área para acortar distancias. Ocurrió en una jugada en la que el Atlético se defendió de la manera más cutre de la que fue capaz, y es capaz de muchas. Ningún defensa se enteró de por dónde viajaba el balón, de aquí para allá, arriba y abajo, rebotado, a pocos metros de la portería, mareado ya cuando Manu lo mandó a la red.

El partido estaba vivo, pero al Atlético apenas le inmutó el gol. Se encomendó a Torres y su capitán respondió a lo grande. Avisó con un disparo que rozó el palo antes de anunciarle a Maniche su enésima arrancada. Y Maniche, que estaba sembrado, le mandó el pase largo para que Torres impusiera su zancada ante los defensas y marcara tras regatear a Abbondanzieri.

Y entonces, por fin, cedió el Getafe, que en el aspecto físico estaba bajo mínimos. El Atlético vivió con placidez lo que quedaba de partido, temeroso sólo de que el árbitro, al que le dio por sacar tarjeta a todo el que le mirara, no le dañara a siete días de su enfrentamiento con el Barça. Decidido a hacerse notar, Lizondo se inventó un penalti por una mano inexistente de Belenguer que transformó Galletti para certificar el 1-4 final. Por entonces ya no estaba en el escenario Torres, que se retiró por prudencia, con algunas molestias derivadas de su reciente lesión. Él fue el máximo culpable de un triunfo que asienta al Atlético en la sexta plaza, que da acceso a Europa, lejos ya de sus perseguidores inmediatos. El éxito le llegó al conjunto de Aguirre cuando, por fin, enterró el fútbol rancio que venía enseñando, ése que conseguía que incluso Fernando Torres pareciera un futbolista vulgar.

Torres celebra uno de sus dos goles.
Torres celebra uno de sus dos goles.MANUEL ESCALERA

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