"Navegar en la Copa es jugar al ajedrez en el agua"

"Esto es Hollywood", sonríe Karol Jablonski ante la atención que acapara tras haber clasificado por primera vez a un equipo español, el Desafío, para unas semifinales de la Copa Louis Vuitton. Este timonel polaco, de 39 años, ha sido hasta ahora un hombre invisible, el menos conocido de los tripulantes, pero sin duda uno de los más decisivos. Un especialista en match race (barco contra barco) fichado hace dos años por Agustín Zulueta, director del Desafío, que pagó por él al + 39 un mástil y una botavara para que llevara al barco español al punto donde se encuentra: a disputar las semifinales contra uno de los tres grandes, el New Zealand. Jablonski empieza radiante la entrevista, pero se enoja cuando llegan las preguntas incómodas. Y acaba estrujando una ampolla de plástico como señal de su disgusto.

"Es imposible competir con Oracle, New Zealand y Luna Rossa en tecnología, presupuesto y experiencia de la tripulación. Es un gran éxito estar aquí"

"Ha sido un placer trabajar con los españoles, aunque necesitábamos tiempo para entendernos. No sólo el problema de la lengua, también la cultura"

Pregunta. En su primera participación en una Copa del América, ¿qué le ha impresionado más?

Respuesta. Lo cerca que han estado los equipos. Es un torneo muy largo y duro. Es realmente difícil llegar a semifinales.

P. Tiene reputación de tomar muchos riesgos. ¿Eso significa cometer grandes errores?

R. Navegar es un juego de errores. Gana el que comete menos. Yo trato de minimizar los míos. A veces he tomado riesgos que no nos han funcionado, pero otras veces sí. Si no eres regatista, sólo juzgas los riesgos cuando salen mal.

P. ¿Cuáles son las condiciones de un especialista en match race?

R. Obviamente soy uno de ellos. No se basa todo en la presalida, sino también en el curso de la regata. Debes tener a tu tripulación contigo. Deben entender tu juego. Y explicarles cuál es el próximo movimiento. Porque ellos son los que llevan el barco. Yo sólo llevo el volante. Si los trimmers [encargados de las velas] y los molinillos no saben lo que yo hago, toda la maniobra será un desastre. Sobre todo en las presalidas y en las situaciones comprometidas. En el Desafío hemos dado grandes pasos en esta dirección. Tenemos mucha más confianza y no nos preocupamos cuando tenemos un rival cerca. Ha habido tres o cuatro veces que, estando por detrás, adelantamos al rival porque supimos qué es lo que él iba a hacer.

P. Aparte de una buena comunicación, ¿qué más?

R. Tienes que ser fuerte mentalmente, tener tus planes y leer los movimientos de los contrarios. Es como jugar al ajedrez en el agua. Está el tablero, el viento, el equipo meteorológico que te informa, el táctico, que te dice la parte del campo más conveniente, el oponente, que también tiene su táctica y su plan... Por lo tanto, debes ser muy abierto de mente porque tu decisión puede cambiar dos minutos antes de la presalida. Y debes tener un buen feeling con el barco, para saber qué es posible y qué no lo es.

P. Usted ha tenido problemas con las presalidas.

R. Todos los cañas los han tenido. Dean Barker [New Zealand], Cris Dickson [Oracle], James Spithill [Luna Rossa]... todos han cometido errores.

P. El barco español parece rápido. ¿Más de lo que pensaban?

R. Estamos muy contentos con su velocidad, pero tampoco podemos decir que somos un cohete comparado con los otros. La competición ha estado tan igualada porque todos los barcos han tenido un potencial parecido. Ninguno marca una gran diferencia.

P. ¿Y qué la marca?

R. La experiencia de las tripulaciones. Es la tercera o cuarta campaña del Oracle, la cuarta del New Zealand y la cuarta del Luna Rossa. En cambio, el Desafío trabaja desde hace pocos años. Es imposible competir con estos equipos que, en tecnología, presupuesto y experiencia de tripulación, llevan 10 o 15 años. Es un gran éxito estar aquí.

P. ¿Tiene el Desafío alguna posibilidad ante el New Zealand?

R. Seguro. No estamos completamente derrotados. No tenemos nada que perder y tampoco vamos a navegar a lo loco. Ya hemos demostrado que podemos competir con ellos. Cambiaremos algunas pequeñas cosas y tomaremos algún riesgo más, pero navegando como hasta ahora. Vamos a prepararlo y ver sus puntos débiles.

P. ¿Cuáles son?

R. No lo voy a decir, tendrán que averiguarlo ustedes.

P. ¿Qué pensaba del Desafío cuando llegó y qué piensa ahora?

R. Siempre fui optimista porque sabía que había un potencial para entrar en semifinales. Necesitábamos tiempo y mucho trabajo. Lo hemos conseguido y estoy muy orgulloso.

P. Al principio, ¿notó hostilidad de la tripulación por ser extranjero?

R. Más de los periodistas que de la tripulación. Ha sido un placer trabajar con los españoles, aunque necesitábamos tiempo para entendernos. Hay ocho nacionalidades en el equipo. Los españoles tuvieron que adaptarse a nuestra mentalidad y nosotros a la suya. No sólo el problema de la lengua, sino el de la cultura.

P. Por ejemplo tuvo dificultades con la comida.

R. Siempre las tengo. La comida podría ser mejor. Pero no quiero hablar de eso.

P. ¿No estaba acostumbrado a la comida española?

R. ¿Por qué es tan importante para usted, amigo? No respondo. La comida es importante porque trabajamos muy duro 14 horas al día y somos atletas de primer nivel. Tenemos que tener la mejor comida para estar fuertes y saludables y poder competir.

P. ¿Sintió la llegada de Paul Cayard como una amenaza?

R. No, lo conocía de antes y sabía que nos podía ayudar mucho, como sucedió.

P. ¿Cómo se comunica?

R. En inglés y en español. A través de un sistema en el que estoy conectado con el proa y los trimmers. Nos aseguramos de que todos entiendan las órdenes.

P. ¿Qué hace en el tiempo libre?

R. Después de las carreras, relajarme y tratar de recuperar las energías. No hemos tenido tiempo de nada más. Me gusta el deporte, el cine o un buen libro, pero no hay tiempo.