El Recre y el Racing hacen un homenaje al juego

Si una historia auténtica, noble, sincera y comprometida puede tener un final feliz, Recreativo y Racing merecen el año próximo enseñorearse en Europa. Disfrutan y hacen gozar, arriesgan y luchan, marcan y encajan. En definitiva, juegan al fútbol. Y eso resulta ya un premio cuando el encefalograma plano se ajusta a muchos equipos como un traje de seda. Marcajes, precaución, horizontalidad, embrollo o destrucción forman el escaso vocabulario de unos técnicos que hacen del fútbol una prueba de laboratorio, una ciencia sin alma. Pero quedan rebeldes, equipos medianos en teoría pero brillantes en su esencia. Suelen ser conjuntos o bien recién ascendidos, como el Recre, o con demasiados años en el furgón de cola. Se les olisquea de lejos. No tienen miedo a atacar. Es más, disfrutan haciéndolo, metiendo balones en el área rival y presionando lo más arriba posible. Juegan con el riesgo de poder encajar, pero sueñan con la satisfacción de marcar un gol más que su contrario.

Ayer al Racing le falló la defensa, habitualmente sólida pero nerviosísima en el Colombino. El Recre, sin embargo, no tuvo carencia alguna. El resultado del duelo, un partido divertido, con intercambio de golpes, ocasiones y media docena de tantos. Es decir, fútbol del de siempre.

En los ocho primeros minutos, el equipo andaluz ya se había adelantado, con un buen tanto de Uche, y el Racing había empatado con una jugada de inteligencia, al borde del fuera de juego, que Colsa remachó. Tan eléctrico que casi asustaba. En esos compases, eran los de Miguel Ángel Portugal los que dominaban el campo, pero los onubenses crecieron y acabaron bordando su fútbol, a pesar de la escasa aportación de Sinama Pongolle. Primero fue Pablo Amo de cabeza y, antes de que se pudiese ver una reacción, el magnífico Cazorla obtuvo el tercer gol de su equipo desde la corona del área.

El Racing no regaló el encuentro. Pero el rumano Rosu, en su primer balón, logró el cuarto gol, que fue respondido de inmediato por Zigic. Y más brega, y más ocasiones (dos palos de Rosu) y más fútbol hasta la expulsión de Rubén. Una maravilla. En la lucha por el séptimo puesto, se impuso el Recre y aguantó el Racing. Si los buenos tienen derecho a final feliz, que tiemblen los artistas de la filfa.