El misterio de la quilla pivotante

A falta de viento, las aguas bajan revueltas. El dueño de Prada, Patrizio Bertelli, llegó a la sala de prensa en un Mercedes negro para escuchar qué quiere decir "apéndice fijo" cuando Ken McAlpine dice "apéndice fijo".

Que el multimillonario Bertelli se molestara en asistir a la explicación de tan aparente obviedad sólo confirmaba otra vieja máxima: los periodistas serán unos ignorantes, pero olfato tienen. Ahí pasaba algo, aunque no se sabía qué.

Punto de partida: los equipos de la Copa del América envían al comité técnico consultas para que dé su interpretación de una hipótesis. Todo apunta a que los acusicas son Team New Zealand y Oracle, y el campéon, el Alinghi, el acusado. Al parecer, se sospecha que el defensor de la Copa del América posee una quilla (apéndice) pivotante que se mueve de manera misteriosa, aunque no artificialmente porque está prohibido. El jefe de medición de los barcos, Ken McAlpine, llegó allí para aclarar conceptos.

-Señor McAlpine, ¿qué significa "fijo"?

-Cuando yo digo "fijo", quiero decir "fijo".

-¿Se puede saber quién ha preguntado?

-No.

-¿Cuánto tardan en responder?

-Treinta días o más.

-¿Se puede cambiar un barco después de que se destapen las quillas?

-Sí.

Su interpretación de las consultas son obras maestras del más puro estilo jesuítico. McAlpine nunca se pilla los dedos.

-¿La preguntas suelen ser claras?

-En ocasiones, la pregunta no se refiere a lo que en realidad quieren saber los equipos. Intentan arrinconarnos en un callejón sin salida.

El nivel de las respuestas acumuladas en el último año es el siguiente:

-¿Se considera la flexión lateral de un apéndice un movimiento de rotación en el contexto de la regla 17.10?

-No.

-Si la respuesta a la cuestión 9 es sí, ¿podría la flexión entonces ser bloqueada?

-La respuesta a la pregunta 9 es "no".

Consulta a consulta, interpretación tras interpretación salen algunos grandes descubrimientos para la humanidad. Por ejemplo: una cosa es movimiento y otra rotación. El movimiento legal está limitado a la rotación.

Pese a tanta consulta, la jurisprudencia de la Copa del América muchas veces ha llegado después de causado el estropicio. Quizás es lo que le diferencia de la fórmula 1, en la que los árbitros son más rotundos y rápidos.

Aparte de la más vergonzosa de las victorias de la Copa (Conner con un catamarán en 1988), el Australia II presentó en 1983 una quilla alada. El barco pasó los controles de medición en puerto; sin embargo, en navegación, al escorarse el barco la quilla alada sobrepasaba el límite de calado. El Australia II ganó y después se adaptó el reglamento.

El Young America incorporó en 2000 un mástil que rotaba al mismo ritmo que las velas, con lo que evitaba turbulencias. Se prohibió después de competir. El último invento fue del New Zealand, que de nada le valió en 2003. El hula consistía en una segunda piel de casco que aumentaba la longitud de flotación y, por tanto, su rapidez. También prohibido.

Pese a que McAlpine califica sus interpretaciones de "muy claras", Bertelli y el resto de representes de los equipos se fueron sin creerse nada de nada y con la conclusión de que el Alinghi tiene algo. Si el Alinghi ha sorteado el reglamento con su misteriosa quilla pivotante, no será necesario que en Valencia vuelva a soplar el viento. El ganador está claro.