Nadal defiende su trono

Rafa Nadal hace historia desde hoy. El tenista español abre su temporada de tierra en el Masters Series de Montecarlo. Para quien se ha ganado el apodo de El Rey de la Arcilla, el torneo tiene rango de ocasión única. Y es que lleva invicto 62 duelos en esa superficie, dos años. Eso convierte sus partidos en hitos: si gana, aumentará la mejor racha de siempre. Si pierde, la ronda, el rival y la competición quedarán en las hemerotecas como final de un récord de época. Y hoy tiene una prueba de fuego: Juan Ignacio Chela, 22º del mundo, mano dura y resabio argentino. Luego, la presión, el comecome de defender 2.300 puntos, las victorias logradas en 2006 en el propio Montecarlo, Barcelona y Roma. Y una cuenta atrás de 40 días que tacha del calendario con ansiedad: Roland Garros, el grande teñido de rojo, la única cita del Grand Slam sobre polvo de ladrillo y que le ha coronado los dos últimos años, arranca el 27 de mayo.

"Está en el punto de mira. Los otros ya saben jugarle y buscan dónde hacerle daño", advierte Gimeno

"Lo va a tener muy crudo", resume Andrés Gimeno, vencedor en París en 1972; "Montecarlo va a ser una piedra de toque. Tiene que defender muchísimos puntos, todos los torneos. Eso te come el coco. Además, me preocupa su forma física, sus tobillos, porque va a tener partidos muy apretados. En tierra son muchas horas jugando, dos como mínimo, quizás tres, y eso cansa. No lo va a tener fácil. Su récord tiene un valor extraordinario. ¡No perder en dos años! Una gesta". ¿Qué puede esperar de sus adversarios? "Está en el punto de mira", afirma Gimeno; "los otros ya saben jugarle. Los 30 mejores viajan con entrenador y buscan dónde hacerle daño. Si tuviera un pupilo, le diría 'atácale el segundo saque. Métele mucha presión ahí. Tráelo a la red porque tendrás más posibilidades. Desde el fondo no hay nadie que pueda con él".

La preocupación de Nadal ha marcado su calendario. El manacorense, que venció el jueves a Carlos Moyà en una exhibición en Palma, ganó una semana extra de entrenamientos al renunciar a la Copa Davis. La tierra es menos agresiva para su cuerpo y se adapta mejor a su juego de defensa y contragolpe. Por eso, deslizan los mentideros, él y los suyos se plantean volver a los orígenes. Tiene 20 años. Este curso y el anterior los ha dedicado a ser un jugador total, capaz de ganar en todas las superficies. Para 2008, quizás para 2009, una posibilidad, un pensamiento, el resultado de un cuerpo castigado: pasar el invierno sobre la tierra de Brasil o Argentina, donde empezó su ascensión.

Para entonces se sabrá si Nadal ha ganado su última batalla: junto al suizo Roger Federer, el número uno, se ha opuesto a los cambios de calendario propuestos por la ATP para 2009, que incluyen reducir de nueve a ocho los masters -Montecarlo y Hamburgo, ambos sobre tierra, perderían esa categoría- para crear otro en Shanghai, donde dejará de jugarse el Torneo de Maestros, y convertir el de Madrid en un mixto sobre tierra antes de Roland Garros. "Un proyecto injusto", resumió Nadal; "parece que creen saber más que nosotros", dijo Federer, a su lado.

Y, mientras tanto, las comparaciones. Dice el argentino Guillermo Vilas que el récord de 62 victorias de Nadal no vale tanto como el suyo de 53, en 1977. "Él las ha sumado en dos años. Yo, en uno", dice; "jugó torneos fáciles para lograr la marca". Pero, como es impresionante -derrotó a Federer en ¡tres finales!-, sólo puede compararse con los genios. Con Bjorn Borg, por ejemplo. El sueco acumuló 95 triunfos y tres derrotas sobre tierra. Y 11 grandes. Borg está en el primer capítulo de todos los libros del tenis. Nadal decide desde hoy en qué página aparecerá su nombre.

Primera ronda: D. Ferrer-G. Simon (Fra.): 6-3 y 6-1. R. Gasquet (Fra.)-F. Verdasco: 7-5, 6-7 y 7-6. D. Hrbaty (Eslovaq.)-A. Portas: 7-6 y 7-5. T. Berdych (R. Che)-N. Almagro: 5-0 y abandono. Segunda ronda: R. Federer (Sui.)-A. Seppi (ita.): 7-6 y 7-6.