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Crónica:Fútbol | 30ª jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

El Barça respira en el último minuto

Los azulgrana logran una victoria agónica ante el Mallorca con un gol de rebote en propia puerta

Àngels Piñol

Eto'o, reteniendo el balón en el banderín de córner para perder tiempo; Gio, despejando a pelotazo limpio; Belletti, cojeando; y Rijkaard, desencajado, preguntando cuánto tiempo quedaba para el final del partido. El Barça sólo jugaba ayer ante el Mallorca pero el partido tuvo el tremendo dramatismo de una final para un líder que se sabe en horas bajas. Sin la lucidez de Ronaldinho, maestro en encontrar espacios en una pizca de césped, el Barça jugó una hora de espanto ante el equipo de Manzano, que se cerró de perlas atrás y se organizó estupendamente. Pero el Barça, recompuesto en el tramo final ya con Xavi en el campo, encontró el premio a su tenacidad y a su terquedad por dar con el gol. Nadie como Saviola retrata ese espíritu: remató un balón al palo en el último minuto, después de una falta botada por Xavi y ganada por el esfuerzo de Deco, y Fernando Navarro, ex lateral del Barça, marcó en su propia puerta. El gol daba aire al apretado liderato de los azulgrana.

BARCELONA 1 - MALLORCA 0

Barcelona: Víctor Valdés; Zambrotta (Belletti, m. 80), Thuram (Xavi, m. 58), Puyol, Gio; Iniesta, Márquez, Deco; Giuly (Saviola m. 58), Eto'o y Messi. No utilizados: Jorquera, Gudjohnsen, Sylvinho y Edmilson.

Mallorca: Moyà; Héctor, Nunes, Ballesteros, Navarro; Jonás, Pereyra, Basinas, Varela; Ibagaza (Jankovic, m. 87); y Arango (Víctor, m.74). No utilizados: Prats, Ramis, Tuni, Trejo y Maxi.

Gol: 1-0. M. 89. Xavi bota una falta desde la derecha, Márquez cabecea, la pelota da en Ballesteros y va para Saviola, que remata al palo, y el rechace da en Navarro.

Árbitro: Ramírez Dominguez. Amonestó a Valdés, por derribar a Jonás, Navarro y Ballesteros.

Camp Nou. 70.400 espectadores. Valdés le paró un penalti a Jonás (m.29).

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Rijkaard enloqueció en la banda. No era para menos: el Real Madrid había pinchado en Santander y un tropiezo de los azulgrana iba a aumentar las enormes dudas y lagunas que tiene ahora su equipo, casi en fase de reconstrucción. Y más aún si no tiene la magia y el plus de ingenio de Ronaldinho, sometido a un plan de recuperación después de unos cuantos partidos en precario. El técnico pidió a sus jugadores que demostraran que podían ganar sin el gaúcho y les costó horrores pese a que el Mallorca se adivinaba como un perfecto invitado de piedra. Pero la realidad fue otra: el partido retrató la terrible dificultad de los azulgrana para crear espacios y agujerear la perfecta muralla que arropó a un eficiente Moyà.

Espoleado por la ausencia de Ronaldinho, su norte y su referente indiscutible, el Barça entró en el campo a todo gas para demostrar que podía cerrar pronto el partido mientras el Mallorca no salía de su ratonera. Jugó siempre con prisa, precipitado, sin dar con el ritmo. No era capaz de templar el juego. Dirigido por Iniesta y con un Deco que fue de menos a más, el Barça dictó un monólogo de impotencia. Escorado en la banda izquierda, no se supo gran cosa de Messi, empeñado en ser el origen y el final de cada jugada. Todo el peligro intermitente llegó de las botas del irregular Giuly. Eto'o se hizo más de un lío ante el bosque de piernas que le rodeó hasta el punto que la mejor ocasión azulgrana llegó de sendos remates de cabeza de Rafa Márquez.

Valdés era un mero espectador más del partido salvo en alguna ocasión en la que Jonás, por la banda derecha, intentó un contragolpe. Zambrotta, el lateral italiano que debía cubrirle, se fue varias veces hacia arriba, marcándose incluso algún buen regate, confiado en poder cerrar atrás. Pero en una de las ocasiones, Jonás se le fue por piernas y Víctor Valdés, en el área, le hizo penalti. Se jugó la expulsión pero, a criterio del árbitro, se ganó una cartulina amarilla, decisión que fastidió especialmente al Mallorca. El guardameta barcelonista paró su tercer penalti de la temporada. Jonas fue un amigo de los azulgrana: chutó flojo, muy manso y el meta azulgrana blocó la pelota sin mayor dificultad.

El penalti pareció espabilar al Barça, pero con el tiempo siguió jugando aturullado mientras el Mallorca, aguardando que Ibagaza conectara con alguna de las puntas, seguía impasible con su plan. Nada cambió. Si acaso fue a peor hasta el punto que fue Puyol quien probó el remate de un taconazo en una jugada de estrategia. Llegaron los nervios y los pitos al Camp Nou y Rijkaard dio un golpe al partido. Faltaba media hora y recurrió a la solución de emergencia: jugar con tres defensas. Retiró a Thuram por Xavi y dio entrada a Saviola por Giuly. El mediocentro apenas necesitó diez minutos para trazar la mejor jugada del partido: asistió en vertical al argentino, que chutó de primeras, pero Moya, con una doble parada, estuvo espléndido e impidió el gol del pibito. Xavi le daba más fluidez al juego y Saviola suele garantizar alguna que otra ocasión de gol, muy escasas ayer.

Los minutos pasaban y el Barça no se arrugaba. Empezó entonces una alocada y angustiosa carrera a por el gol pese a que entre medio Ibagaza dejó helado al Camp Nou con un chut, raso y fuerte, que se le escapó por muy poco, a la derecha de Valdés. Eto'o, especialmente desafortunado todo el partido en el control del cuero, hizo una pifia monumental, Gio y Messi lo probaron sin suerte y se llegó prácticamente al último minuto con la jugada decisiva. Lesionado Belletti, Deco atacó fieramente por el carril derecho hasta forzar una falta que acabó en el gol del triunfo. Saviola, pillo como siempre, remató al poste después que Márquez peinara con la cabeza, y el rebote dio en Navarro. La pelota acabó en la red, y el Camp Nou rugió como si hubiera ganado un título.

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