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Entrevista:IAN GIBSON | Hispanista

"Soy una res sin marcar"

Con 67 años y dos hijos, este dublinés de Lavapiés es de lo más castizo de su barrio. Acaba de publicar 'Cuatro poetas en guerra'. Le gustan el cine y el teatro y, sobre todo, hablar con unos y otros. Le encanta España "porque aquí la gente vive a tope". Sólo lamenta no poder pasar la noche "circulando por ahí", porque se levanta temprano para escribir.

Pregunta. ¿Por qué hay tanto hispanista?

Respuesta. Porque aquí hay mucho que hacer y mucho que investigar. Es un país que tiene una historia terrible y un problema de identidad. Y es un país con amnesia.

P. ¿Qué queremos olvidar?

R. Hay una historia oficial sobre la España esencialista. Se quiere olvidar la sangre que se lleva en las venas, de los moros, de los judíos. Hay toda una historia soterrada y reprimida.

P. ¿Necesitaba volver ahora a Machado, Juan Ramón, Lorca y Miguel Hernández?

R. Sí, porque yo quiero llegar a los jóvenes. Y los nietos quieren saber. Me lo dicen.

P. Afirma que las biografías son "la gran laguna" en España. ¿No nos interesa la vida de la gente?

R. Lo que sí sé es que no hay una tradición biográfica. Y sin biografías un país anda un poco cojo.

P. Pues luego nos bebemos en televisión los programas sobre Belén Esteban y la Pantoja.

R. Les gusta mucho el cotilleo, por supuesto.

P. De los españoles actuales, ¿ninguno le llama la atención?

R. No sé si soy un poco necrófago, pero prefiero trabajar en biografías de gente fallecida.

P. Vivos, ninguno.

R. Hombre, Felipe González, por ejemplo, me interesa muchísimo. Incluso sería tentador hacer una biografía de Aznar. Él, que ni sabe que tiene un apellido árabe, y despotrica contra los invasores.

P. ¿Habla de nosotros porque no encuentra irlandeses de los que hablar?

R. Yo no pertenezco a casi nada. En Irlanda no estaría feliz. Soy una res sin marcar.

P. Su segunda obra fue sobre la perversidad sexual de la clase dirigente británica. ¿Aprendió mucho?

R. Muchísimo. La perversidad sexual siempre me ha fascinado, probablemente por mi propia historia. Me siento muy identificado con los marginados de todo tipo, incluidos los perversos. Todo el mundo habla de homosexuales, y casi nadie de sadomasoquistas. Es algo inconfesable.

P. Y hay mucho sadomaso entre los dirigentes británicos.

R. Hombre, la flagelomanía es el gran vicio inglés.

P. ¿Cree más perverso a Blair, a Bush o a Aznar?

R. No conozco sus hábitos sexuales, y me gustaría, porque conocerlos es conocer a la persona. No sabría elegir. Los tres son grandes embusteros.

P. Cuenta que su primera experiencia amorosa fue a los cuatro años, con su niñera. ¿Es lo normal en Irlanda?

R. Ja, ja, ja. Yo estaba enamorado de mi niñera, y perdí mi primer amor a los seis años. Me parece que se fue con un tío. Me sentí absolutamente abandonado. Yo soy un niño abandonado.

P. ¿Prefiere un buen poema o un buen whisky?

R. No son incompatibles.

P. Después de tantos años, ¿qué le llama más la atención de España?

R. La revolución tranquila que está ocurriendo aquí. El PP busca crispación, pero yo no la veo entre la gente normal.

P. "Covadonga es puro mito". ¿Cómo se atreve?

R. Es que la Reconquista es un mito. Ninguna reconquista dura mil años. Aquí había una mezcla de gente, y los musulmanes eran tan españoles como los demás.

P. Tampoco se cree lo del apóstol Santiago: Gibson, es usted un borde.

R. Sí: soy un borde, y no me creo nada de lo que me quieren imponer como dogma. Santiago nunca puso los pies por aquí. Yo creo en otra España.

P. Y encima, quiere echar a los Borbones por franceses. Usted no cree en Dios.

R. Yo no quiero echar a los Borbones, pero preferiría una república federal, y además, ibérica. Y si los portugueses dicen que sí, pues bendito sea.

P. "Cañizares y Rouco son muy fachas". ¿Ahí ya entra más en razón?

R. O en error, según se mire [carcajada]. Yo en esto estoy con mi amigo Leo Bassi: creo que son dos personajes tremebundos.

P. Lloró escribiendo la biografía de Machado. ¿En qué otros momentos llora?

R. Ah, yo soy muy llorón, muy sentimental: el amor que no puede ser, la tristeza de Machado, la tragedia de Lorca.

P. ¿Y lágrimas por Gibson?

R. Bueno, Gibson trata de ser valiente, pero en el fondo es un gran cobarde y un gran débil. Llora porque perdió a la niñera.

P. Dicen que es muy pesetero.

R. Yo vivo de mi trabajo, y me gusta cobrar. No excesivamente, pero me gusta cobrar. Me gusta ganar dinero, sí.

P. De pequeño quería ser pastor protestante. ¿No le hubiera ido mejor que de hispanista?

R. Quienes querían que fuera pastor protestante eran mis padres, metodistas. Y creo que soy un poco pastor y predicador. Pastoreo a mi manera, con mis libros. Al menos eso me dicen.

Ian Gibson en su bar habitual, la Casa de Asturias del barrio madrileño de Lavapiés.
Ian Gibson en su bar habitual, la Casa de Asturias del barrio madrileño de Lavapiés.ULY MARTÏN

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