Lochte se destapa
El estadounidense bate a Peirsol en la final de los 200 espalda y dinamita el récord mundial
La última vez que Aaron Peirsol perdió una final de los 200 metros espalda, Sydney celebraba sus Juegos. Desde entonces, desde aquella final olímpica de 2000, donde Peirsol fue superado por su compatriota Lenny Krayzelburg, el estadounidense no había vuelto a conocer la derrota internacional. Hasta ayer. Siete años después, en la piscina del Rod Laver Arena, en Melbourne, Peirsol se vio superado por Ryan Lochte de manera sorprendente y espectacular. De nuevo, un compatriota le birlaba el título de campeón del mundo y, de paso, el récord de los campeonatos y el mundial.
En una carrera maravillosa, Lochte paró el crono en 1m 54,32s, una décima más rápido de lo que Peirsol lo había hecho el año pasado en los Campeonatos Pan Pacíficos, cuando, con 1m 54,44s, había establecido la anterior plusmarca. Por el tiempo que marcó y por cómo lo hizo, Lochte se situó en la primera línea del escaparate mundial de la natación.
Plusmarquista de los 100 y los 200 espalda en piscina corta, Lochte había vivido hasta ahora empañado por la sombra del extraterrestre Phelps en los estilos y por la de Peirsol en la disciplina de espalda. Entre semejantes gigantes, los logros de este nadador de 22 años casi habían pasado desapercibidos. Esta misma semana, su plata en los 100 espalda, en los que Peirsol, una vez más, pulverizó el récord del mundo, apenas se comentó. Tampoco alcanzó gran eco cuando el año pasado se convirtió en el primer hombre capaz de bajar de los 50 segundos en los 100 espalda en piscina corta; y del 1m 50s en los 200.
Ayer, gracias a unos últimos 50 metros sensacionales, Lochte emergió de la oscuridad. Llegados al último viraje muy parejos, Lochte se propulsó de tal forma que Peirsol, que hasta entonces había liderado la carrera en todos los controles de paso, se desfondó: con 1m54,80s, llegó casi medio segundo más tarde a la pared. "Bryant [Lochte] ha nadado extremadamente bien. Yo esperaba ir un poco más rápido, pero mi último 50 no ha aparecido y ésta ha sido su noche. Se lo merece", admitió Peirsol, que se tuvo que conformar con el subcampeonato, mientras el austríaco Marcus Rogan atrapaba el bronce.
Superado por la magnitud de su logro, Lochte era incapaz de reaccionar. "Todavía no puedo creerme que sea verdad lo que refleja ese marcador; es mentira", decía el chico de Daytona Beach.
Villaecija, en la final de 800
Mientras todo eso sucedía, Eduard Lorente se lamía las heridas tras quedarse fuera de la final de los 50 metros libres. Lejos de reconocer que su actuación había estado muy por debajo de lo que se espera de un campeón de Europa -nadó en 22,40s-, el catalán cargó contra la Federación. "Un relevo queda el duodécimo y le dan 3.000 euros y a mí por ser noveno, una palmadita en la espalda", dijo a la agencia Efe, después de nadar un desempate con el francés Alain Bernard y lograr la primera plaza de suplente con un crono, 22,29s, con el que habría entrado en la final. Como Lorente, Escarlata Bernard tampoco pudo acceder a la final de los 200 espalda.
Fiable como en el 1.500, Erika Villaecija se verá las caras de nuevo con Laure Manaudou en la final de los 800. La española se clasificó con el cuarto mejor tiempo (8m 29,56s), a casi cuatro segundos de la francesa. Villaecija aspira a rebajar el récord de España en la final de hoy y a conquistar su primera medalla en un campeonato del mundo.
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