Con la miel en los labios
Erika Villaecija vuelve a batir el récord español de los 1.500m libre, pero se queda en el cuarto puesto
No hay duda: Erika Villaecija es la mejor nadadora española del momento. La que mejor compite y la que más rápido nada. Al menos, en los 1.500 metros libre, en los que ayer batió la plusmarca nacional que ella misma había establecido la víspera en las semifinales. Enfrentada a las mejores fondistas, la nadadora del Club Natació L'Hospitalet se deslizó con tal cadencia y agilidad en la piscina que rebajó en casi cuatro segundos su anterior récord. Los 16m 9,40s que había marcado apenas un día antes parecieron casi una eternidad al lado de los 16m 5,83s que registró ayer.
El esfuerzo le permitió lograr su mejor resultado en unos Mundiales -en los de Montreal, hace dos años, fue sexta-. Pero no le sirvió, sin embargo, para llevarse una medalla. Se quedó con la peor, la de chocolate, la que indica que te has ido a casa con la miel en los labios, en el cuarto lugar, a las puertas de conseguir algo realmente grande.
Pese a la excelente progresión que tuvo en la final, pese a medir sus fuerzas como nunca para llegar con energía al tramo decisivo de la prueba más táctica de todas, Villaecija no tuvo nunca posibilidades de encaramarse al podio. Entre la ganadora, la estadounidense Kate Ziegler, y ella medió un mundo de distancia, además de la suiza Flavia Rigamonti (15m 55,38s), plata en 2005, y la japonesa Ai Shibata, que, le sacó otro medio mundo (15m 58,55s).
No es extraño que fuese así, pues ni siquiera la considerada reina de la natación, la francesa Laure Manaudou, fue capaz de seguir la estela de Ziegler. Manaudou tocó la última la pared de la pileta, humillada por la norteamericana, que, en una carrera sensacional, batió el récord de los campeonatos con una marca de 15m 53,5s y se quedó a tan sólo un segundo de hacer historia. Eso, menos que un suspiro, fue lo que la separó de atrapar el récord mundial que estableció su compatriota Janet Evans hace 19 años. "Ella es mi heroína. Batir su plusmarca sería un verdadero honor para mí", había dicho Ziegler en la víspera. Sólo tiene todavía 19 años. No le faltarán, pues, ocasiones para intentarlo.
En una carrera así, en la que Manaudou acusó sobremanera el esfuerzo de la jornada -antes había nadado la serie de los 200 libre y la final de los 100 espalda, en la que fue plata-, Villaecija se comportó de manera excepcional, yendo de menos a más, clavando el ritmo de paso que su entrenador, Joan Fortuny, le había marcado en el 400 y también el tiempo final. "Lo ideal sería pasar en 4m 14s. Mantener el ritmo entre 1,4 y 1,5 cada 100, hasta el 800, y a partir de ahí se podría pensar en terminar en 16m 5s y quizá en la medalla". Fortuny, que no contaba con Rigamonti, sólo se equivocó en lo de la medalla. Por lo demás, Villaecija cumplió con el plan a la perfección.
"He vuelto a mejorar mi marca y también he mejorado mi sexto puesto de los Mundiales de Montreal", dijo simplemente la campeona de Europa de los 800 metros, como si lo que acababa de conseguir fuese una minucia y no un resultado que augura buenas cosas para los Juegos Olímpicos de Pekín 2008. Ése es el gran objetivo que se han marcado todos, con Maurizio Coconi, el nuevo seleccionador, a la cabeza. Consciente de que, sin Nina Yivanevskaia, Villaecija es su mejor baza, el italiano accedió al deseo de la catalana y de todo el grupo de Fortuny de abandonar Madrid y regresar al CAR de Sant Cugat.
La vuelta a casa le ha sentado de maravilla a la plusmarquista europea de los 800, que el viernes se estrena en su distancia. Aparcada temporalmente la música -toca el piano y la guitarra y hasta pensó en presentarse al concurso Operación Triunfo-, si se clasifica para la final, quizá llegue su hora para una medalla.
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