Un contrato confuso
María José Gómez, de 28 años, conoce lo que es trabajar en un sistema en el que los términos de los contratos a veces pueden no estar claros. Un ejemplo de lo que un miembro del personal laboral docente puede encontrarse en la actual situación.
María fue contratada el 4 de octubre para impartir la asignatura de Teoría de la Relaciones Laborales en la Universidad de Huelva (UHU). Un contrato "por necesidades temporales", es decir, con finiquito: el 18 de diciembre. Debía dedicar seis horas semanales, tres de clase presencial y tres de tutoría. Cobraba 230 euros al mes.
El problema surgió cuando supo que parte de esa asignatura se impartía a través de Internet. "En mi contrato no aparecía. Seguí trabajando, pero me di cuenta de que dedicaba muchas más horas de las que había firmado", afirma. Fuentes de la UHU reconocen que en su caso se produjo un error en el cómputo total de horas que la profesora debía impartir, porque no se tuvieron en cuenta las clases en la Red. Las mismas voces, no obstante, afirman que se le ofreció la solución de incorporar más horas en el contrato, "a lo que ella se negó". "Sólo me ofrecieron una hora más", defiende María José, "y eso no era suficiente. Lo rechacé.".
Juan José García del Hoyo, vicerrector de Ordenación Académica y Profesorado, reconoce que la falta de regulación de la atención docente telemática ocasiona problemas. "Cada departamento lo hace de una forma distinta". En todo caso, García del Hoyo, duda de que se produjese un error en la Universidad. "Sé que este tema se habló en los departamentos, pero lo podía haber comunicado en mi vicerretorado. Y se podía haber subsanado". María José afirma que llamó "a muchas puertas pidiendo una solución. No llegué al vicerrectorado por puro agotamiento".
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